Diario del Cesar
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Silvestre y Juancho estremecen con “El Último Baile”

¡CON FURIA Y SENTIMIENTO!

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Valledupar vibró con fuerza, ritmo y nostalgia. Silvestre Dangond y Juancho De la Espriella, esa dupla explosiva que revolucionó el vallenato moderno, se reencontraron en el escenario del Parque de la Leyenda Vallenata ‘Consuelo Araujonoguera’ para regalarle las dos primeras noches inolvidables a su fanaticada con el álbum El Último Baile.

El rojo, ese color que identifica al ‘Silvestrismo’, fue el protagonista visual del Festival Silvestrista, que sacudió el corazón de Valledupar. Desde tempranas horas, seguidores de todo el país comenzaron a tomarse las inmediaciones del parque, convertidas en una fiesta cultural, musical y hasta comercial. Entre ellos, Alexis Durán, un comerciante cartagenero, aprovechó la ocasión para vender camisetas y gorras conmemorativas: “Vendí docenas y docenas de atuendos porque esto más que un negocio es una pasión que la gente no pretender perderse”.

A las 10:40 p. m., las luces se atenuaron y las pantallas cobraron vida para revivir en imágenes los mejores momentos de Silvestre y Juancho en los medios. Seis minutos después, un láser azul cortó la noche y abrió las puertas al delirio: Silvestre vestido en rojo vibrante y Juancho en sobrio negro, aparecieron en tarima para iniciar el viaje musical con El dolor de cabeza, ahora sí en versión oficial de estudio.

La conexión con el público fue inmediata. Los asistentes corearon a una sola voz nuevos temas como Personas y La que me alborota, pero también clásicos como El cantinero y A blanco y negro, esos que aún viven en la memoria colectiva de varias generaciones.

“Vamos a ver quién se cansa primero, si ustedes o yo”, dijo Dangond entre risas. Y es que lo que se vivió fue una verdadera maratón de emociones, con un repertorio cuidadosamente elegido para combinar lo nuevo con lo inolvidable. El buitre, Dile, Torcida, La gringa y la romántica Cosas sencillas —junto a Carín León— marcaron los distintos matices del espectáculo.

Los cambios de vestuario también jugaron su papel: Silvestre reapareció con atuendo de jeans y brillos, rodeado de su banda vestida de blanco, mientras las notas del acordeón pasaban por manos como las de José Juan Camilo Guerra ‘El Morocho’ y Rubén Lanao Jr.

Pero uno de los momentos más memorables ocurrió cuando, en medio de la interpretación de Caminando libre, Silvestre y Juancho aparecieron desde el centro de las gradas sobre una plataforma iluminada, elevándose sobre el público en una tarima en forma de estrella que los devolvió al escenario principal mientras cantaban Volvamos a ser novios, un homenaje conmovedor a su gran amigo Omar Geles.

El cierre fue emotivo y familiar. Silvestre invitó a sus padres y a su hermano Cayito al escenario, fundiéndose en un abrazo que arrancó lágrimas en más de un asistente. Con 30 canciones interpretadas y el corazón del público conquistado, la fiesta terminó a la 1:50 a. m., dejando abierta la puerta a dos noches más de euforia vallenata.

El Último Baile no es una despedida, sino un reencuentro con la esencia de un género que sigue vivo en cada acordeón y voces silvestrista. La artillería pesada de Dangond y De la Espriella está lista para recorrer otras cuidades de Colombia, reviviendo la magia que alguna vez los hizo imparables.