Diario del Cesar
Defiende la región

¡Límites, límites!

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Es importante señalar que, en el mundo occidental, el sector empresarial juega un papel estratégico. Los actores de la política internacional no son solamente los gobiernos. Existe una enorme participación de ONG’s en diferentes materias, principalmente los derechos humanos o las cuestiones ambientales, para mencionar tan sólo dos temas. Ellas ejercen enorme influencia y afectan no sólo la vida doméstica de los países sino sus propias relaciones internacionales. Colombia es un ejemplo notorio en esta materia. Y las Cámaras de Comercio binacionales, sin duda, están al tanto de las relaciones internacionales y los factores que las afectan. No son entes indiferentes o pasivos en estas materias.

Las visitas de gobernantes a diferentes países incluyen, casi siempre, una delegación del sector empresarial porque la inversión, el comercio, el aprovechamiento de las más innovadoras tecnologías, son indispensables para el desarrollo de un país. Y las mejores misiones diplomáticas incluyen personal especializado en estas materias que trabajan para facilitar estas interacciones que desbordan una concepción tradicional de la diplomacia. Mientras tuve algún papel, muy fugaz, en el Consejo directivo de la Academia Diplomática de nuestra Cancillería insistí, hasta el cansancio, en ofrecer una perspectiva multidimensional a los estudiantes de la academia para que nuestro servicio diplomático cumpliera a cabalidad su importante tarea.

En Francia, no imagino un presidente de otro país que no incluya en su agenda de visitante una presentación ante la principal e importantísima organización de las empresas en ese país, muy influyente y significativa, la Medef, Movimiento de Empresas de Francia (más de doscientos mil adherentes) que tiene bien claro que “puede hacer mucho, pero no puede hacer todo.”

Cuando se examina en detalle el caso formidable de la industria de las flores en Colombia, no queda una sola duda sobre la necesidad y la importancia que los miembros de este esfuerzo empresarial de tanta envergadura y dificultad les otorgan a las mejores relaciones con competidores, proveedores, compradores en los países en los cuales desarrollan su riesgosa actividad, principalmente en los Estados Unidos. El libro de Rodolfo La Rotta es una descripción excelente sobre el papel internacional que varias veces tuvieron que jugar los floristas. Y que tal los cafeteros y lo que significó el Pacto Internacional del Café. Y preguntemos ahora si los empresarios en todo el mundo están quietos esperando que hacen sus gobiernos con respecto a la guerra comercial desatada por el presidente Trump. No están improvisando ni tratando de inventar nuevas relaciones personales porque ya tienen una larga tradición en la lucha por preservar sus empresas.

El sector empresarial, seguramente, tiene mucho más que hacer en los Estados Unidos en este momento no sólo por la guerra comercial sino por el anuncio de una probable descertificación que tendría lugar en septiembre y que podría afectar gravemente diversos sectores de la economía.

Este papel del sector empresarial debe estar enmarcado, como cualquier otra actividad, en el pleno respeto a la Constitución y a la Ley y, sobra decirlo, a los tratados bilaterales. El ejercicio de los derechos tiene límites. Los hemos reclamado frente al gobierno y es indispensable hacerlo también frente a los actores no gubernamentales. Con mayor razón, en el delicado asunto de las relaciones internacionales.

*Exministro de Estado