Esta acción se está convirtiendo en una necesidad que se marca a cada día transcurrido en el mundo; el título repite la palabra hombre para distinguir a cual calidad de humano nos referimos.
Al transcurrir el tiempo en el universo y en Colombia tras ese ingrediente y la Constitución del 91 se han cambiado valores en la sociedad donde los hombres rasos hemos ido pasando poco a poco a un segundo plano en la sociedad familiar, en el campo laboral y en otras consideraciones donde ya no tenemos ni siquiera voz, mucho menos votos o firmeza para solicitar, ordenar, pedir cotidianidades que en las pasadas generaciones sirvieron para formar estilos de vida y ciudadanos con valores y utilidades a la sociedad.
Hemos perdido espacios que antes se hacían naturales frente a las determinaciones del hombre común y corriente. Con las mujeres perdimos autoridad en el hogar ante la liberación que ellas vinieron reclamando por muchos años frente a todas las actividades; hoy son ellas en su mayoría las que mandan y dirigen el hogar y aunque simbólica y teóricamente nos den el liderazgo, solo se hace lo que ellas aprueban.
Hoy han concedido unos derechos a la sociedad Gay, en la cual los realmentehombres quedamos sin espacio ni opinión y pasaron ellos a ser un grupo difícil de encasillar en los géneros que Dios creó.
Otras tendencias humanas también han quitado espacios al hombre común: las sociedades indígenas, las negritudes, gitanos, discapacitados y demás grupos valorados a extremas por la Constitución de 91 nos relegaron a muchos espacios atrás al hombre que hizo al mundo por mandato del Todopoderoso.
Ejemplos hay muchos de los cuales solo citaremos algunos cotidianos:
En una cola institucional, debemos ceder el espacio primario a las embarazadas, indígenas, o mayores de edad, si no lo hacemos pasamos a ser descorteces o ciudadano vulgar y ególatra.
Si una pareja discute o riñe, todo lo dicho por la dama es cierto y justificable, lo del hombre raso no aplica para las autoridades ni para la sociedad y, si por algún motivo hay golpes o heridas, las o los de las féminas son atroces y las que obtiene el señor en la riña, ni siquiera son considerados; no quiere decir esto que estemos de acuerdo con que el hombre golpee o insulte a la mujer; no, solo citamos que no hay igualdad en las consideraciones, porque es una realidad que hay mujeres que golpean a sus hombres y estos callan.
En materia de grupos, consejos y asociaciones comunitarias se ha venido presentando un forcejeo dañino para el desarrollo social sobre todo en los pueblos donde las negritudes, gitanos, consejos comunitarios indígenas y demás, han venido presentando oposición férrea y peligrosa ante las sociedades que desean mantener sus Juntas de Acción Comunal y a muestra tenemos a Guacoche, Guacochito, El Alto, Badillo; tomando solo los corregimientos del norte de Valledupar donde hay una figura agresiva y peligrosa liderada por las negritudes y asociaciones indígenas donde se llega hasta la amenaza y no sabemos si ha habido muertes tras estas oposiciones racistas .
En el ICBF, no existen discordias maritales ganadas por un hombre común, todas las ganan ellas aún sean las responsables de las faltas.
En fin hay millones de presentaciones que podríamos citar aquí pero por cosas de espacios en el medio, no alcanzamos a nombrar, por ello nos quedamos en las anteriores, pero hay millones más.
Solo queda pedir a la sociedad normal, común y corriente o al ciudadano raso, que analice cuanto espacio hemos perdido los hombres-hombres (no me vayan a tildar de machista que no lo soy); lo cuales somos muy pocos ya si nos atrevemos a sacar del grupo que nosotros formamos de manera natural a la sociedad gay y, notaremos que con el paso de los años seremos una especie muy valiosa y solicitada por las damas para procrear, dirigir como dirigieron nuestros papás sus hogares, corregir a los hijos como se debe, sin tanto sentimentalismo que malcría a los niños, quienes muestran en esta época una manera penosa de comportamiento general frente a la sociedad tras el liderazgo femenino que sufraga gustos excesivos a los jóvenes, quienes una vez piden algo que los padres no pueden conceder, se vuelven enemigos de sus progenitores.
Se nos quedan muchas cosas relacionadas con la pérdida de valores sociales; con lo que podría venir en el futuro donde nos corresponde a los hombres-hombres, reclamar la restitución de derechos perdidos ante una sociedad que con sus cambios nos atropella.