El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, ha «rechazado y repudiado» la iniciativa para reformar la Constitución presentada por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ante la Asamblea Nacional, controlada por el oficialismo, y que busca ampliar en un año el mandato presidencial y le permite arrogarse más competencias.
Almagro ha denunciado que «el dictador nicaragüense» y sus aliados «buscan», a través de estas modificaciones, incrementar su control absoluto del Estado y perpetuarse en el poder. «El documento de la ‘reforma’ es ilegítimo en la forma y en el contenido», ha advertido.
«Constituye meramente una aberrante forma de institucionalización de la dictadura matrimonial en el país centroamericano y es una agresión definitiva al Estado de derecho democrático», ha manifestado a través de un comunicado de su oficina publicado en su página web.
Por contra, el jefe de la OEA ha sostenido que el pueblo nicaragüense «necesita paz, democracia y respeto a los Derechos Humanos, necesita elecciones auténticas, legítimas, universales y libres». «El pueblo nicaragüense necesita el fin de la dictadura», ha concluido.
Asimismo, ha considerado que «el rechazo a la dictadura y sus acciones debe seguir siendo total y la presión diplomática sobre el régimen dictatorial conyugal debe redoblarse para que haya justicia para el pueblo y sanción para quienes han perpetrado este atentado».
El proyecto de ley declara a Ortega como el «coordinador» último de los poderes legislativo y judicial, mientras que formalizarían también a su mujer, Rosario Murillo, como «copresidenta». También establecen la bandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) como un símbolo oficial de Nicaragua.
El Gobierno nicaragüense ha ahondado en los últimos años en la represión contra la oposición política y las organizaciones de la sociedad civil que no consideraba afines y, con la reforma en ciernes, se reserva por ley el derecho a expulsar a cualquier funcionario público.