De la mano del Director Nacional de Colpensiones, Juan Miguel Villa, recibieron su pensión vitalicia los juglares vallenatos, Julio García y Antolín Arias, en una de las estrategias de la llamada economía Naranja.
Por WILLIAM ROSADO RINCONES
La vida tiene que tener sus compensaciones cuando se lucha con ahínco, esta puede ser una frase aplicable a un guerrero del folclor, un veterano de las miles batallas folclóricas al que la vida no lo había mirado más allá de sus hombros, a veces discriminado y sometido a injustas chanzas.
Él es Antolín Arias, un veterano acordeonero nacido en Los Tupes, corregimiento del municipio de San Diego, al norte del departamento del Cesar, y quien tiene el inalcanzable récord de haberse presentado por más de 30 años en el Festival de la Leyenda Vallenata, en búsqueda de la corona profesional, pero siempre era uno de los primeros en ser eliminados, lo que le ha valido una serie de burlas que a veces rayan en la ofensa personal.
Este sábado, tal vez sea para él, el máximo galardón que haya recibido y así lo demostró, visiblemente emocionado, recibiendo de manos de Juan Miguel Villa, el Presidente Nacional de Colpensiones, una medalla que lo acredita como el primer beneficiario de las pensiones BEPS, un programa nacional, que estableció Colpensiones para proteger a las personas mayores que no tienen pensión, que ganan menos de un salario mínimo, como Antolín, quien se ganaba la vida recogiendo cartón o vendiendo bollos de mazorca o rifas para poder subsistir.
Esta entrega se hizo en el acto donde el presidente Iván Duque firmó el Plan de Desarrollo del Gobierno Nacional, ceremonia cumplida en Valledupar el pasado sábado. Esta acción con este protagonista del folclor, fue abiertamente aplaudida por todos los asistentes al recinto del colegio de Comfacesar, lo que el juglar agradeció con versos, acordeón al pecho.
JULIO GARCÍA, OTRO BENEFICIADO
Pero el escenario, también fue compartido por otro acordeonero criollo de fina estampa patillalera, el artista representativo de los habitantes del emporio de La Malena en Patillal, tierra de poetas, Julio García, quien por apego a su suelo, nunca quiso salir de sus frontera a demostrar la sabiduría de su instrumento y prefirió quedarse amenizando en su propio patio, pero su grandeza es comparable a la de sus émulos: Colacho Mendoza o Emilianito Zuleta.
A ambos les colgaron la medalla como los primeros beneficiarios, de una lista que ya había sido confeccionada en reuniones previas en Valledupar y sus alrededores, porque lo que se quiere es que, estos cultures que lo dieron todo por la música y la cultura, en su etapa de la vejez, tengan una vida digna, sin las afugias que padecieron sus antecesores quienes en su gran mayoría, murieron en la más degradante miseria.
Juan Miguel Villa, director nacional de Colpensiones dijo que esto es un gran logro alrededor de la Cultura Vallenata, porque lo que se quiere es consolidar la estrategia para brindar protección a todos los trabajadores de la economía cultural.