El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, pronunció un discurso contundente ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde denunció las acciones de Hamás y Hezbolá, mientras reiteraba la firme determinación de su país de continuar la lucha hasta lograr la victoria completa. En su intervención, Netanyahu dejó claro que su participación en este evento no estaba planeada originalmente, afirmando que «Israel está luchando por su vida», y que las circunstancias excepcionales lo llevaron a presentarse ante la ONU para «poner las cosas en clara».
Desde el inicio de su discurso, fue evidente su intención de contrarrestar lo que calificó como «mentiras y calumnias» que, según él, han sido difundidas en el ámbito internacional. Netanyahu enfatizó que su propósito era decir la verdad: «Israel busca la paz, Israel anhela la paz, Israel ha hecho la paz y volverá a hacer la paz». Sin embargo, advirtió que su país enfrenta enemigos que buscan su aniquilación, describiéndolos como «enemigos salvajes» cuyo objetivo es destruir la misma civilización.
Hamás el 7 de octubre, comparando las atrocidades cometidas con «el Holocausto nazi». Durante el ataque, más de 1.000 personas fueron asesinadas en un festival de música en el sur de Israel, y decenas de personas fueron tomadas como rehenes.
Hasta la fecha de su discurso, Netanyahu anunció que Israel había logrado recuperar a 154 rehenes, de los cuales 117 estaban vivos. Gran parte de estos rescates se produjeron durante un acuerdo de tregua en noviembre. Frente a la Asamblea, Netanyahu dedicó un momento emotivo para honrar a las familias de los rehenes presentes en la sala, pidiéndoles que se pusieran de pie y relatando las historias detrás de cada uno de ellos. Su compromiso fue claro: «No descansaremos hasta que todos los rehenes regresen a casa».
El discurso de Netanyahu no solo abordó el conflicto con Hamás, sino también la creciente amenaza de Hezbolá, respaldada por Irán, que ha abierto nuevos frentes en el norte de Israel. Hizo referencia a los ataques de las milicias iraníes en Irak y de los hutíes en Yemen, destacando la expansión del conflicto a varios frentes. Dirigiéndose directamente al régimen iraní, lanzó una advertencia: «Si nos atacan, los atacaremos. No hay ningún lugar en Irán al que no llegue el largo brazo de Israel».
Netanyahu también destacó el impacto del conflicto en la población civil de Israel, mencionando a los 60.000 habitantes del norte del país que se han convertido en refugiados debido a la creciente amenaza de Hezbolá.
En cuanto a la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que exigía el desarme de Hezbolá y la retirada de sus fuerzas del sur del Líbano, Netanyahu denunció que durante 18 años esta resolución ha sido ignorada, permitiendo que Hezbolá continúe operando en la frontera con Israel. Según el primer ministro, Hezbolá ha convertido cada hogar en el sur del Líbano en una amenaza, con misiles y cohetes escondidos en cocinas y garajes, poniendo en peligro a su propio pueblo.
A lo largo de su discurso, Netanyahu subrayó que Israel no cesará en su esfuerzo por debilitar a Hezbolá y eliminar a sus altos comandantes militares. «Hemos destruido cohetes y seguiremos degradando a Hezbolá hasta que se cumplan todos nuestros objetivos», afirmó con determinación.
Finalmente, Netanyahu concluyó su intervención con un mensaje claro a los captores de Hamás: «Dejen ir a los rehenes ahora». Según el primer ministro, la guerra podría terminar de inmediato si Hamás se rinde, libera a los rehenes y depone las armas. Sin embargo, advirtió que Israel comenzará con su ofensiva hasta lograr la «victoria total» si estas condiciones no se cumplen.
/LaFM