Está sobre el tapete de la discusión pública el último Censo hecho por el Dane que le terminó costando a los colombianos la bicoca de 480 mil millones de pesos. Y todo parece indicar que los resultados del susodicho Censo son un fiasco.
Hace unos días el director del DANE, Daniel Oviedo, hizo en el Congreso reparos a los resultados del Censo Poblacional de 2018 y el Censo Agropecuario de 2014. Este hecho no es nuevo porque todos los ejercicios de empadronamiento realizados en Colombia no han estado ajenos a las críticas. No obstante, algunos exdirectores de este organismo coinciden en que independientemente de cosas que hay por corregir, los resultados que han entregado reflejan en buena medida la realidad del país.
El director del DANE sostuvo en días pasados, tras un debate de control político en la Comisión Tercera del Senado, que habría una potencial sobreestimación en cifras del Censo Nacional Agropecuario de 2014
Este Censo y el de Población y Vivienda estuvieron asociados con el ciclo político del país en el que tuvieron unas dificultades de planeación presupuestal y operativa. Pero entre las sorpresas que arrojan sus resultados está el de que nos creíamos un país con 48 millones de habitantes, y de acuerdo con las cifras apenas llegamos a los 45 millones.
De todas maneras se nos ha dicho que el próximo 26 de junio serán presentadas las cifras definitivas del Censo Nacional de Población y Vivienda.
Jorge Bustamante, quien dirigió el DANE entre noviembre de 2010 y septiembre de 2013, dijo que hay que tener en cuenta que “el operativo censal es grande, un operativo de gerencia complejo, es visitar más de 1.100 municipios en todo el país, cuando es un censo de población, y visitar no solamente la parte urbana sino también la parte rural. Entonces eso técnicamente es complejo”. Añadió Bustamante que “el debate que ha habido ahorita es el siguiente: es que el problema fue que por orden del gobierno del presidente Santos se llevaron a cabo los censos durante la época electoral. El Censo Agropecuario se hizo en el 2014 cuando hubo elecciones de Senado y Cámara, elecciones de primera vuelta, segunda vuelta y consulta”.
Para el operativo censal se contrataron 25.000 encuestadores y una parte importante de ese censo se hizo durante el periodo electoral. Entonces hay una tendencia muy fuerte a que los encuestadores sean contratados para aceitar la maquinaria. Eso crea también un problema muy grave desde el punto de vista de seguimiento y demás porque el político termina aprovechándose del encuestador. Pero además se hizo una triangulación para la contratación del personal. El DANE tiene la obligación de llevar a cabo los censos de población y las encuestas, pero apareció el ´caballito´ de la corrupción llamado Fonade a quien se contrató y luego se subcontrató, en el caso del Censo Agropecuario con seis entidades, en el caso del Censo de Población con ocho entidades privadas lo que hizo más compleja la coordinación y sus resultados
Es claro entonces censos no se pueden dejar contaminar de las coyunturas políticas, o sea un censo no se debe hacer durante una época electoral ni ponerle al servicio de los politiqueros como evidentemente se hizo
La buena imagen del Dane va más allá de nuestras fronteras, tiene la reputación internacional de ser una entidad que cuida bien de la producción de sus estadísticas, como se le reconoce en escenarios como el FMI, Banco Mundial, Naciones Unidas y la OCDE. Esto fue posible porque, desde su fundación en 1953, el Dane quiso tener las mejores prácticas y estándares de calidad en la producción y comunicación de la información estadística.
La discusión y la crítica constantes de algunas de las estadísticas del Dane producidas por el gobierno anterior, tienen un claro matiz político y son actitudes muy cuestionables por el daño que pueden causar a la reputación de una entidad técnica como esta y a la credibilidad de las cifras que produce. No se trata, por supuesto, de negar la crítica social sobre la producción de estadísticas. El Dane no puede estar por encima de la sociedad a la cual le está entregando la información, y a quien finalmente le pertenece.
Las estadísticas del Dane son útiles para tomar decisiones estratégicas para el país y diseñar la política pública, y no para hacer política barata untada de corrupción