Por
GIULIANA
MANCUSO
No importa cuánto tiempo permanezcan en nuestras vidas, cada persona que conocemos estaba destinada a cruzarse en nuestro camino.
Amaríamos que muchas de esas personas estuvieran toda la vida, pero no siempre sucederá.
Cada persona que conocemos, ya sea por un día, un mes o incluso años, deja una huella en nosotros y en nuestra historia personal.
Es natural que en nuestro ajetreado estilo de vida, con múltiples responsabilidades, olvidemos algunas lecciones que hemos aprendido a lo largo del camino. Sin embargo, es importante reconocer que existen personas que llegan a nuestras vidas de forma inesperada con el propósito especial de recordarnos esto con amor. Estas personas pueden ser amigos, familiares o incluso extraños que cruzan nuestro camino en el momento justo.
En la vida también encontrarnos personas que solo estarán por un tiempo limitado. Estas personas serán temporales; pueden ser intensas y significativas, pero es importante comprender que su propósito en nuestra vida puede ser simplemente ayudarnos a crecer en alguna área específica y con madurez absoluta, debemos reconocer su transitoriedad, y entender cuando finalizó su paso por nuestra Vida sin rencor ni tristeza, sino buscar prolongar y forzar, de lo contrario sufriríamos. Debemos agradecer cada momento compartido, y permitir que cada uno siga su propio camino.
A veces, estas personas pueden ser la llamita que necesitamos para iniciar cambios positivos en nuestra vida, o pueden ser quienes nos ayuden a superar desafíos difíciles; y cuando esto sucede, después de un tiempo, esas personas solo serán recuerdos.
Entender estas realidades nos ayuda a liberar espacio para que nuevas personas lleguen y con ellas nuevas experiencias que están destinadas a enriquecer nuestra alma.
Hay otras personas que llegan porque nos sentimos totalmente identificados y atraídos, pero a medida que nos conocemos nos damos cuenta que no es lo que queremos o necesitamos. Estas personas nos muestran lo que no debemos tener en nuestra vida y nos van a recordar lo importante de ser fieles a nosotros mismos. No podemos sentirnos conformes con algo por miedo a estar solos o por la presión de la sociedad, sin embargo, estas personas nos enseñan la importancia de esperar.
Cuando hablo de las personas que están destinadas a quedarse en nuestra vida durante mucho tiempo, me refiero a aquellas personas que generan un impacto significativo en nosotros y que comparten nuestras metas e intereses valores y nos sentimos cómodos y confiamos plenamente, aprendemos y crecemos juntos.
Estas personas nos inspiran y nos ayudan a convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos. Su presencia en nuestra vida nos hace sentir completos y nos da un sentido de pertenencia y conexión.
Podemos cultivar y fortalecer estas relaciones a través de la comunicación, el respeto mutuo y el apoyo constante. Estas personas deben ser conscientes de que se necesita compromiso y esfuerzo de ambas partes.
De esta manera vemos la complejidad de las relaciones y nos damos cuenta como algunas personas llegan e influyen en nuestras vidas y le dan forma a nuestra identidad y contribuyen en nuestro crecimiento emocional.
La gente entra y sale, algunos serán jueces, otros serán maestros, otros medicina, otros serán piedra en el zapato, otros serán espectadores, y otros te acompañarán el resto de tu vida. A estas últimas, aprende a amarlas con todo tu corazón y a ponerlas en la cumbre del mismo.
La Vida funciona de forma tal que en la interrelación con los demás enseñamos y aprendemos, aportando y recibiendo la experiencia a través de la cual vamos logrando versiones siempre mejoradas de nosotros mismos
¿Cuál de estas personas eres tú en la vida de los demás? Donde quiera que llegues, ocúpate en dejar una huella de Amor.