Los 547 delineadores de flujo, ocho metros de reductores de velocidad y 9.236 metros de pasos peatonales que habría entregado la Secretaría de Tránsito Municipal a cuatro colegios de Valledupar, como parte de la estrategia ‘Zonas Seguras’, hoy se encuentran dañados y olvidados.
Las piezas instaladas en el Instituto Técnico Pedro Castro Monsalve, Instpecam, en la carrera 19 con 11; y en el colegio Técnico La Esperanza, en la calle 6, son las más perjudicadas, preocupando a docentes y padres de familia, testigos de los problemas de movilidad que allí se presentan.
Aunque en su momento, el secretario de Tránsito Víctor Arismendi a través de un comunicado indicó que: “queremos evitar que se presenten accidentes de tránsito y crear conciencia vial entre los estudiantes de los colegios de Valledupar”, hoy parecen palabras arrastradas por el viento.
La iniciativa, que buscaba proteger la integridad física de la comunidad cercana a los centros escolares a través de temas como infraestructura vial, pedagogía y funcionamiento de patrulleros escolares, hoy son el foco principal de diversas quejas.
“Los trabajos fueron interesantes para cambiar la movilidad por los caos que se evidenciaban en movilidad, pero no existió acompañamiento de Tránsito Municipal y quedó en nada. Ya no funcionan, la gente los evadió, los estropeó; incluso ahora agudizan los trancones en las horas picos (6 a. m., 12:30 p. m., y 5:30 p. m.)”, dijo el docente del Instpecam Rubén Arrieta.
Este colegio, que alberga más de 2.000 estudiantes en la jornada de la mañana y cerca de 1.600 en la tarde, vuelve a estar vulnerable ante la falta de cultura ciudadana de algunos conductores.
Pese a que estos planes de movilidad vienen direccionados por la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), el veedor educativo e integrante de la red nacional de veeduría escolar, Guillermo Molina, sostiene que el error fue de la entidad municipal de tránsito al haber aceptándolos dudosos trabajos y los precarios materiales.
“Ni la inspección de calidad, ni el manual de mantenimiento de estas obras se han ejecutado luego de la intervención. Aquí nos hemos acostumbrados a recibir las contrataciones, pero no hacerles sus mantenimientos, ni verificar su estado, y esto se convierte en un detrimento para los estudiantes”, agregó Molina.
Además dijo que en el colegio La Esperanza, ubicado en el barrio La Nevada, el problema también se endureció. Por los daños de algunos delineadores de flujo, los conductores omiten reducir la velocidad, exponen la vida de los alumnos, agilizan los deterioros de otros elementos (como reductores) y fomentan trancones.
“Le he enviado mensajes al secretario de Tránsito Municipal Víctor Arismendi para que hagamos una reunión lo más pronto posible porque lo que está sucediendo, representa peligro; aún no nos contesta”, agregó el veedor educativo.
NO RESPONDIÓ
Por ser la Secretaría de Tránsito y Transporte de Valledupar la principal responsable de estas obras, este medio insistió en comunicarse con su encargado Víctor Arismendi. Pese a los intentos de contactar al funcionario, este no atendió ni las llamadas ni los mensajes enviados.
LA COMUNIDAD OPINÓ
En un recorrido realizado por este medio impreso, se evidenció el estado de los elementos que solo llevan dos meses desde que fueron instalados el pasado mes de marzo de este año. Torcidos, caídos y partidos, así se encuentran las barreras que servirían para garantizar la movilidad escolar.
También se pudo conocer la postura de padres de familia que han vuelto a llevar a sus hijos hasta la puerta de la institución, debido a la zozobra que les produce el caos que se presenta diariamente.
Agustín TorrecillaVillareal, dijo que: “aquí el tráfico es pesado, no hay cultura ciudadana. Los vehículos incluso transitan en contravía y nadie dice nada. Necesitamos presencia de Policías de Tránsito”
Asimismo, Andrés Iriarte, manifestó que: “esas son obras que no tienen ni tres meses. Debieron invertir en algo que de verdad aguante, que resista, que sea contundente. Son necesarios para los alumnos, pero no están sirviendo”.
Para finalizar, Abilio Parra, indicó: “esto está afectando en las horas de salida, está generando desconcierto en las personas porque las estrategias se han convertido en estorbos. Se debió de invertir en salud, en educación, o en otros temas básicos que hoy le urgen a Valledupar y no son tenidos en cuenta. No les importan las quejas de la localidad. Mucha plata invertida y desperdiciada”.