En un dolor de cabeza se ha convertido el uso inadecuado de la pólvora en Colombia, en especial en el departamento de Magdalena, debido al alto índice de accidentalidad que provoca año tras año este flagelo que aparentemente inofensivo, puede llegar destruir vidas y causar daños irreversibles en las víctimas, que lamentablemente en su mayoría son menores de edad, además de desestabilizar a muchos hogares colombianos.
A la fecha ya se registran a lo largo y ancho del territorio nacional más de 300 casos de personas lesionadas por el uso ilegal de la pólvora, de los cuales, 100 son menores de edad, cifra que preocupa a las autoridades competentes, como de salud, policía y organismos de socorro, quienes contabilizaron un saldo de 11 víctimas en el departamento del Magdalena, en la primera celebración decembrina denominada «Noche de Velitas», los cuales hacen un llamado a la comunidad para que no haga uso del elemento explosivo, y denuncien las bodegas improvisadas clandestinas donde se comercialice ilegalmente.
Aunque algunos se escudan en el argumento de que es una «costumbre» o » tradición ancestral», está más que claro que la manipulación irresponsable del material pirotécnico lejos de una inofensiva práctica se constituye en una bomba de tiempo que puede acarrear grandes tragedias familiares, sociales y ambientales.
De esta manera fortalecer la educación cultural, generar conciencia en la ciudadanía en general, buscar mecanismos que permitan desarraigar esas malas prácticas de nuestra sociedad, es la clave para evitar que se sigan incrementando el número de afectados, y que se torne esta época de celebración, de paz y de felicidad, en una oscura y triste época decembrina para muchas familias samarias y magdalenenses.
Por lo tanto, para que en esta época de celebración, regocijo y unión familiar no se vea empañada su felicidad y tranquilidad, evite caer en esta falsa ilusión que nos vende la “pólvora” que por muy inofensiva que parezca está demostrado que una simple “Luz de bengala” en manos equivocadas puede llegar a causar grandes daños y cegar la vida de niños y adultos.