Los hechos diferenciales en positivo llevan a los pueblos a más. Impulsan. Potencian. Catapultan. Llaman a cuestionarse. A la reflexión. Así ha sido siempre por fortuna y es lo que debemos hacer como samarios, respecto de que sería o es lo más conveniente para la ciudad en cuanto a quienes elegir para no seguir inmersos en la incertidumbre, atonía y desidia en la que estamos desde hace ya largo tiempo, sobre todo en estos últimos años en que se pensó con ilusión bastante que vendrían los tan anunciados cambios y transformaciones, resultando todo un gigantesco fiasco y lo mayormente censurable, llegar al podio y en lugar de aprovechar la oportunidad feliz de marcar la diferencia con sus antecesores, hemos asistidos todos estos años a escenarios de lo malo y peor, lo que es a todas luces inadmisible.
A estas alturas del partido y cercanos a los 500 años de fundados como ciudad, requerimos de una cruzada triunfante, integra, comprender lo que significa el profundo sentimiento de pertenencia, ver quienes puedan cierta y verdaderamente cumplir con los anhelos y aspiraciones de la población sobre la base de las propias realidades y necesidades. No caer más en absurdos populismos, como tampoco en que se nos siga manejando desde la imprevisión, la imprecisión y la improvisación. Hacer alcanzables entendimiento y razón como partes fundamentales de nuestro porvenir y no seguir sometidos a ninguna subasta chantajista por parte de quienes quieren mantenerse en el poder sin méritos ningunos sin atender a la lógica democrática de la alternancia y del Estado de Derecho que nos asiste.
Tenemos delante nuestro un todo desafiante al que se suma la necesidad imperiosa de superar los índices, penosos y perversos que nos acompañan desgraciadamente en los más bajos de los niveles posibles en cuanto educación, seguridad, salud, desarrollo, crecimiento, pobreza, hambre, desnutrición, progreso, bienestar, infraestructura e integral prosperidad, entre otras muchas falencias, las que nos dicen que hemos huido de lo edificante sin aportar a la construcción de una gran ciudad y sin pensar que existen hechos diferenciales de comunidad histórica que pesan en el comportamiento rupturista de estos “iluminados”, al igual que hemos olvidado incluso, que existe un espíritu identitario suficiente fundamentado en ser más nosotros y para nosotros todos, que no para unos pocos pendientes solo de sus propios intereses.
Tenemos que apelar al sentimiento de la dignidad y el compromiso sentimiento patriótico que somos un territorio que tiene que ser pleno cultural, económica y socialmente, y que además no puede seguir resistiendo el beneficio de los menos y el abuso hacia los más, lo que impone y además obliga borrar sus desatinos y enrutarnos por los senderos mejores que necesitamos con urgencia suma.
No más gatos por liebres. Éste debate en el que estamos marca un porvenir para todos con generosidad, convivencia y concordia sin polarizaciones. No más chantajes que pretenden mantener con falsas promesas y cantos de sirenas. No sigamos cayendo en extorsiones emocionales que nos han llevado a la desestabilización política, Nos refundamos unidos en torno a una mejor Santa Marta, requerida de grandes dosis de dignidad y decencia para hacernos diferentes, o nos anclamos en los cambios y las transformaciones que no llegaron y que tozudamente nos quieren seguir vendiendo, Dios Salve a la Perla del Caribe, de seguir apostándole a las mentiras. saramara7@gmail.com
*Abogado