Diario del Cesar
Defiende la región

Desorden internacional

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Ya llevamos un buen tiempo considerando que las instituciones que componen la arquitectura del Orden Internacional ya no responden a las necesidades de un mundo que se parece muy poco al que surgió después de la Segunda Guerra Mundial. Aguantó mucho más que la Sociedad de Naciones, posterior a la Primera Guerra Mundial. Es hora de que se tome muy en serio replantear esta arquitectura. Se han hecho varios intentos que, sobra decirlo, no han prosperado. Situaciones como la de Ucrania y ahora Israel ponen en evidencia que el tema de la paz, que es el principal objetivo de la ONU y, particularmente, del Consejo de Seguridad, está bien lejos de ser su principal preocupación.

El domingo 8 de octubre, una ciudadanía mundial expectante se entera, primero, que el Consejo de Seguridad no se reunía. Increíble. Y, después, que se había reunido, pero que nada había sucedido.

Dos ataques brutales, el de Rusia y el del grupo terrorista Hamás, que están enmarcados en situaciones históricas, parecen ocurrir en un gran vacío. Miles de muertos. Normal. Secuestros. Normal. Ataques mortíferos contra civiles. Normal. ¿Es acaso el nuevo orden internacional?

Horror. Se han violado las normas del derecho de la guerra y, también, las del derecho internacional humanitario.

Estamos en un mundo sin normas. Las migraciones masivas, otro ejemplo dramático. Y a su lado, los más diversos tráficos criminales. Y las fronteras ya no son lugares de encuentro y de libre intercambio comercial, sino zonas de libre criminalidad. El Muro de Berlín fue el símbolo del oprobio contra los derechos humanos, la libertad, la dignidad humana. Hoy se levantan, se amplían… ¿Acaso el símbolo del nuevo orden internacional?

Colombia, lo he recordado recientemente, jugó un papel importante en la creación del Nuevo Orden en la segunda postguerra. No parece que tenga interés alguno en hacer algo parecido ahora. Ni Alberto Lleras Camargo, ni Eduardo Zuleta Ángel, ni el profesor Jesús María Yepes, ni los jóvenes que entonces los acompañaron, como Álvaro Escallón Villa, existen. Ni personas que podrían sustituirlos reciben la exposición o el tratamiento que debería prepararlos para semejante tarea. Y nuestro mundo es mucho más complejo y no somos apenas 51 países, ¡sino más de ciento noventa!

El profesor Jesús María Yepes propuso que el Principio de Buena Fe quedará incluido en la Carta de las Naciones Unidas. Inicialmente, no recibió la consideración debida, pero pronto las delegaciones reconocieron que era una propuesta que debería ser acogida. Hoy sabemos que ese principio no se respetó en el caso de la brutal invasión contra Ucrania. Tampoco en el cobarde ataque de Hamás contra Israel.

Ucrania e Israel son dos casos que corren el riesgo de extender el conflicto armado a otros países. Hay diferentes formas de involucramiento. Y en algún momento el asunto podría tornarse mucho más que explosivo. Ojalá estemos atentos para hacer que los mecanismos de prevención de las guerras operen, que los instrumentos para asegurar la paz funcionen, para que la sensatez gobierne ambientes tan riesgosos.

Creo haber leído en un libro de una celebridad israelita a cerca de que no debemos subestimar la estupidez humana. Excelente consejo. Para todo momento, pero principalmente para el que estamos viviendo.

*Exministro de Estado