El exvicepresidente Joe Biden, uno de los demócratas favoritos en la carrera a la Casa Blanca, prometió ayer unir a Estados Unidos durante su primer acto de campaña ante seguidores conquistados: una multitud pequeña pero entusiasta de sindicalistas y trabajadores que ven en el centrista la mejor opción contra Donald Trump.
“Si alguien puede batir a Trump en 2020, va a suceder aquí”, dijo el exnúmero dos de Barack Obama, bajo los aplausos de unos 500 seguidores reunidos en Pensilvania, el estado de la costa este que lo vio nacer hace 76 años.
Biden, que el jueves pasado anunció oficialmente su candidatura, ha optado por una estrategia de oposición frontal a Trump, a quien acusa de desvirtuar los valores estadounidenses.
Con una sonrisa deslumbrante, camisa azul y tras un atril de madera, Biden habló de sus orígenes modestos, de los que se siente orgulloso, y afirmó que luchaba por la “dignidad” y el “respeto” a los trabajadores.
Y en un desafío directo a Donald Trump, que por la mañana se burló de sus respaldos sindicalistas, señaló: “Soy un hombre de sindicatos”, bajo sonoros aplausos.
“Queremos a Joe”, exclamaron sus seguidores en varias ocasiones.
Pensilvania es uno de los estados -junto con otras regiones industriales- que en 2016 dio su apoyo a Trump por un sentimiento de descenso social.
Hombre popular de origen modesto, Biden se enorgullece de mantener el contacto con la clase trabajadora del Partido Demócrata.