EE.UU. certificará a Colombia en la lucha contra las drogas
Como cada septiembre desde hace 20 años, Estados Unidos está por anunciar una decisión de gran relevancia para el país: si certifica o no su desempeño en la lucha contra las drogas a lo largo del último año fiscal. En este caso, el que va entre agosto del 2022 y agosto de 2023, y que corresponde con el primer año de gobierno del presidente Gustavo Petro.
De acuerdo con diversas fuentes consultadas, la balanza, como en estas últimas dos décadas, será nuevamente favorable. El anuncio está previsto para la semana entrante y le corresponde como siempre al presidente turno. En este caso, el demócrata Joe Biden.
En el 2003, el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley la 107-228 que obliga al presidente a sacar una lista en la que nombra a los principales países productores de droga y los países que sirven de tránsito. Asimismo, la ley le pide determinar qué países «fallaron de manera demostrable» con sus compromisos internacionales en materia de lucha contra las drogas.
Esos, los «descertificados», son objeto de sanciones por parte de Estados Unidos. Aunque Colombia siempre ha sido señalado como un país productor, nunca, hasta la fecha, ha sido incluido en esta lista de sancionados, que el año pasado incluyó a Afganistán, Bolivia, Birmania y Venezuela.
El único momento cuando se estuvo cerca de la descertificación fue en el año 2017, cuando el expresidente Donald Trump certificó al país, pero dijo que estuvo a punto de incluirlo en la ‘lista negra’ dado el incremento de los cultivos ilícitos. Críticas que también repitió en su decisión del 2018, aunque sin una mención expresa a la posibilidad de ser descertificado, pero sí exigiendo mejores resultados.
En esta ocasión, hay cierta ansiedad al interior del gobierno colombiano a medida que se acerca la fecha. Eso, dada la nueva aproximación hacia la lucha contra las drogas que viene implementado el presidente Gustavo Petro y su decisión de suspender la erradicación de cultivos ilícitos en el caso de los pequeños cultivadores, lo cual se habría traducido en un incremento en las hectáreas cultivadas, uno de los criterios que toma en cuenta Estados Unidos a la hora de tomar su determinación anual.
Según Petro, la erradicación solo castiga al eslabón más débil de la cadena y ha fracasado como estrategia, pues los cultivos nunca han desaparecido a pesar de los esfuerzos de ambos países en estas dos décadas.
En su lugar, el presidente colombiano favorece la interdicción de las drogas y programas que ofrecen alternativas a los campesinos para que puedan abandonar los cultivos de coca.