Con el personaje del detective Dolores Morales, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez se adentra en el entramado del poder político y la corrupción de su país, fenómeno al que considera una “riqueza” para la creación literaria, pero una “desgracia” en la vida real.
“Hay países en los que todos los que han sido presidentes están detenidos o prófugos, tanto en Centroamérica como en América del Sur. Esto para la novela tiene una gran riqueza, para la novela lo que es sucio siempre es riqueza”, explica Sergio Ramírez en una entrevista con la AFP.
En Buenos Aires, Ramírez, premio Cervantes en 2017 y exvicepresidente de Nicaragua con el Frente Sandinista entre 1985 y 1990, promueve en la Feria del Libro su último libro “Ya nadie llora por mí”, una novela policíaca que sigue a “El cielo llora por mí”.
“En América Latina la novela negra tiene un peso específico. Tiene que ver con la corrupción política, con la anormalidad del sistema judicial. El investigador no puede nunca dar por garantizado que detrás tiene respaldo”, refiere.
“Es la realidad de América Latina, que tiene estos relieves tan anormales de la falta de institucionalidad y el riesgo permanente para quien investiga de verse contaminado por esta realidad en la que la corrupción salta a cada paso, ligada al narcotráfico. Pero ahora no se necesita ya al narco porque en el escenario aparecen estos entramados de corrupción global como el caso Odebrecht, que ha salpicado a casi todos los gobiernos en América Latina”, indica.