Casa por cárcel para enfermera que mató a su amiga en Aguachica
Marcela García, auxiliar de enfermería, en el año 2016, asesinó con una inyección letal a su mejor amiga, Yoleiny Lobo, en el municipio de Aguachica, Cesar. A este caso se suma su posible vinculación en la muerte de cuatro familiares de la profesional en salud que estaban bajo su cuidado.
Por haber cooperado con la justicia, la pena, que podía ser de más de dos décadas, bajó a 17 años de prisión. Actualmente, tiene detención domiciliaria en el corregimiento de Los Ángeles de Río de Oro, Cesar, porque estando tras las rejas quedó embarazada y el 28 de marzo pasado un juez de Bucaramanga le otorgó el beneficio de casa por cárcel.
“Tememos que vuelva a hacer de las suyas con esas inyecciones peligrosas”, es el llamado que hacen las personas cercanas a las víctimas y sus mismos familiares.
El hecho que ocurrió el 15 de abril de 2016 en Aguachica. La madre de la víctima explicó que salió de la casa a las 7:00 p. m. y fue la última vez que la vio con vida, porque al otro día, cuando llegó a las 8:00 a. m., su hija estaba acostada, como dormida aún con piyama, pero con los labios morados y completamente fría. Diez horas antes había muerto, al parecer, por un paro cardiorrespiratorio, según los primeros informes de Medicina Legal.
Yoleiny Lobo no sufría de ninguna enfermedad, la muerte no tenía explicación. Marcela fue vista la noche anterior llegando al inmueble de su amiga y la vieron salir cerca de la medianoche con un bolso y una especie de pañoleta en la cabeza. Lo que despertó la suspicacia de Nelly Lobo, hermana de Yoleiny, quien inicialmente pensó que se trataba de una muerte natural.
Medicina Legal encontró un elemento clave dentro de la investigación: en el brazo derecho, justo donde se dobla el codo, Yoleiny tenía un chuzón de aguja, pero ella no había ido recientemente a exámenes médicos, ni tampoco estaba medicándose. Eso incrementó la sospecha de un posible homicidio.
Los exámenes toxicológicos, arrojaron que en su cuerpo había gran cantidad de fenotiazina levomepromazina, medicamentos son usados npara tratar trastornos mentales y emocionales graves.
Lo que llamó la atención de los investigadores es que en los testimonios recolectados de los familiares de Marcela, un hermano de ella que apenas había cumplido la mayoría de edad, tres años atrás, había amanecido muerto de la misma manera y los exámenes arrojaron que tenía la misma sustancia, según se lee en documentos de la Fiscalía General de la Nación.
Pero en su momento no se atrevieron a denunciar por el grado de consanguinidad. Sin embargo, tras los hechos, algunos familiares decidieron romper el silencio y contar que otras tres muertes se dieron de manera extraña mientras Marcela estaba con ellos. En dos de los casos cuando prestaba atención en la salud.
Fue llamada para cuidar a un tío político que requería cuidados paliativos. A las pocas noches de haber llegado Marcela, el hombre falleció de manera repentina por una aparente falla cardiorrespiratoria. Nadie realizó análisis de Medicina Legal, por lo que el señor venía con quebrantos de salud.
Lo mismo pasó en 2010, cuando la llevaron a Cartagena a cuidar a la esposa de un tío que padecía cáncer, pues estaba estable, y necesitaban un relevo mientras descansaba su familiar. La mujer se despidió feliz, cuando su esposo llegó a la terminal de transporte recibió la llamada de su sobrina en la que decía que la tía se había puesto mal de un momento a otro y había muerto. Al estar enferma tampoco realizaron valoración de Medicina Legal.
Tres meses antes de la muerte de su hermano, en 2013, Marcela se ofreció para ir a cuidar a su abuela en Ocaña (Norte de Santander). No estaba enferma, pero vivía sola. El 14 de febrero uno de sus hijos se despidió pasadas las 8:00 p. m., la dejó sonriente, realizando los quehaceres de la casa, y se pusieron cita al otro día en la mañana.
A las 11:00 p. m. recibió la llamada en la que una de sus sobrinas le decía que Marcela le había avisado que la abuela se había puesto mal de repente. Él corrió y cuando llegó la señora estaba aparentemente dormida en una de las camas de la casa.
En contra de Marcela emitieron una orden de captura y un allanamiento que inicialmente fueron infructíferos. Luego, Marcela se entregó ante las autoridades. Aunque inicialmente dijo ser inocente, al final terminó firmando un preacuerdo en el que acepta haber sido la homicida de su amiga.