Diario del Cesar
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la dinastía más prolífica en coronas vallenatas

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En el folclor vallenato se han caracterizado algunas familias por hegemónicas, pues varios de sus miembros se han destacado en la ejecución de varios instrumentos o en la vocalización o composición de canciones.

Tal vez, las más sobresalientes han sido las familias López del municipio de La Paz, Los Zuleta de origen guajiro, de El Plan y Villanueva; Los Granados,del corregimiento de Mariangola; son por excelencia las tres más destacadas, y las que han dejado un buen registro en la presentación y consecución de coronas y trofeos en el Festival de La Leyenda Vallenata en varias categorías y modalidades.

Por ser la más extensa, la huella  de los López en el Festival Vallenato es la más notoria, de cuyo clan no solo se han  destacado los acordeoneros. Pablo López es una insignia de la caja con cuya percusión se ha recorrido el mundo como miembro de delegaciones culturales de Colombia, también fueron protagonistas de la dinastía: Efraín ‘El Toto’ López, en la guacharaca, y compositores como Teodoro y Dagoberto López.

En esta estirpe hay diversos elementos con distintos grados de consanguinidad, pero todos terminan en el mismo eje central, cual es el vallenato de casta, de altura, una herencia de sus antepasados que han sostenido con lujo cada una de sus generaciones.

Antes de la figuración en los festivales y en la actividad comercial de esta dinastía representada por nombres como Pablo, Miguel, Álvaro, Navín, y ‘El Debe’, tuvo otros pilares que arrancaron con la senda victoriosa, tales como Juan Bautista López Molina, la verdadera cepa de donde se desprendió Pablo Rafael, quien fue a su vez, el padre de Pablo y de Miguel.

Pablo Agustín López, a pesar de ser cajero, es en la actualidad, la cabeza visible de la familia, por todas las relaciones que le ha dado vivir en Bogotá y codearse allá con toda la élite política que lo han acogido como el enlace con los mejores acordeoneros que, suelen amenizar parrandas en la capital y otros lugares del mundo.

De sus más de 80 años, 70 los ha pasado golpeando los cueros, desde aquel momento en que por culpa de un cajero que se emborrachó, le tocó a él reemplazarlo en una parranda que tocaba Víctor Soto, y de ahí en adelante nunca más soltó  ese instrumento que, antes lo tocaba su hermano Miguel. 

Pablo López tuvo la oportunidad de llegar a un estudio de grabación en el año 1956, grabó su primer disco con temas tropicales porque el vallenato era desconocido, lo hizo al lado de Esthercita Forero, con el acordeón de Víctor Soto.

A finalizar la década de los 60, irrumpe su hermano Miguel y grabaron su primer LP con Jorge Oñate dándole origen al famoso grupo de Los Hermanos López.

Gracias a las relaciones de Pablo en Bogotá comenzó a asomarse el vallenato en los bailes y sitios públicos en donde alternaban con Pacho Galán y Fruko y sus Tesos.

 

PRIMERA CORONA 

La primera distinción de esta familia en el festival Vallenato fue la corona de Miguel López en 1972, con su hermano Pablo como cajero, después  acompañó a Alfredo Gutiérrez en 1974, y también ganó con Colacho Mendoza en el rey de reyes de 1987.

En 1976 apareció el nombre de Avaro López quien se coronó como rey aficionado, lo que repitió en 1979. En 1992 se coronó rey Vallenato y en 2017 conquistó el cuarto rey de reyes.

En 1977 Navín López, miembro de esa gran familia consiguió la corona infantil y tres años después, en 1980 se ganó la de aficionado, conquistó la tercera ya como profesional en 2002.Elberto ‘El Debe’ López, se ganó otra corona para esta familia musical, en la categoría profesional en 1980,  le acompañó su hermano, Efraín ‘El Toto’ López en la guacharaca.

En resumen, la Dinastía López, ostenta una corona en acordeón profesional con: Miguel, Elberto, Álvaro y Navín; dos aficionadas para Álvaro, una para Navín; una infantil para Navín, y una rey de reyes para Avarito López, son en total 9 diademas. Además de los tres triunfos de Pablo como cajero, y uno de ‘Toto’ López como guacharaquero.

 

ALFREDO GUTIÉRREZ, FAMILIAR

 

Tal vez, el  número de triunfos fuera más, si se contabilizaran los de Alfredo Gutiérrez que tiene parentesco con esta raza, debido a que su padre era primo de los hermanos López Gutiérrez, pero se fue a vivir a la Sabana en donde procreó al trirrey Alfredo Gutiérrez.Ese  fue,José María Gutiérrez, quien se radicó en las sabanas del viejo Bolívar, hoy departamento de Sucre en donde tuvo al prodigioso ejecutor.

Esta dinastía se convirtió a su vez en una escuela para cantores tal como lo demostró Dagoberto López Mieles, padre del rey Navín López, a él se le considera el génesis de los vocalistas  en los grupos típicos de acordeón, dentro de su fama se le reconocía la potencia y nitidez de su voz a tal punto que lo llamaron ‘El Clarín de La Paz’.

Detrás del ‘Clarín de La Paz’, los mismos López le dieron oportunidad a Jorge Oñate, de ahí en adelante, se dice que se partió la historia del vallenato, pues los cantantes habilidosamente se adueñaron de los grupos y relegaron a un segundo plano a los acordeoneros.

Teodoro López fue otro compositor que pasó sus primaveras en Venezuela en donde fue compositor de cabecera del sexteto:‘Los Blanco’, al final de sus años, vino a morir a su tierra, pero no sin antes destacarse con unas canciones grabadas por  Omar Geles, con Miguel Morales y Diomedes Díaz.

Hacen parte también de esta dinastía, nombres como: Román López Carrillo hijo de Miguel López, quien fue el primer acordeonero de Silvestre Dangond; Víctor López Mora, ‘El Kedy’,  a quien el mismo ‘Pablito’ López, reconoció en su momento como uno de sus alumnos aventajados.

Hoy, emerge una cuarta generación, en la que se encuentra Álvaro Miguel, hijo del rey de reyes y quien aparte de tocar el acordeón se destaca como un buen vocalista. También están unos nietos de Elberto ‘El Debe’ López  que ya se destacan en el folclor vallenato, lo que da base para pensar que, hay dinastía para mucho rato.