Cientos de feligreses asistieron a la parroquia La Inmaculada Concepción para vivir la eucaristía de Resurrección. / STIVEN MENESES
POR:
EDUARDO
MOSCOTE SIERRA
Con el encuentro de la Virgen María y Jesucristo, se dio inicio al Domingo Santo, último día de la Semana Santa en el que se anunció la resurrección del hijo de Dios, luego de ser señalado y condenado por el pueblo judío. Esta fecha precede al tiempo de Pascua.
La entrada principal de la parroquia La Inmaculada Concepción fue el epicentro para que cientos de feligreses, desde tempranas horas, esperaran la eucaristía de resurrección.
En esta ocasión, la importancia de la fe, la unión familiar, la paz, la abundancia, la salud, el amor y el no vivir en pecado; primaron durante el sermón.
En el templo, también se desarrollaron actos sacramentales como bautismos y primeras comuniones, celebraciones que permiten a los jóvenes vivir “este tiempo de alegría”, así lo manifestó el padre Doriam Rocha. De esa manera, acotó, se continuarán sembrando las tradiciones religiosas.
“Todo lo que hemos venido haciendo a lo largo de la Semana Santa es para celebrar este momento, ver la historia de Jesucristo sobre el pecado y la muerte; pedimos para que intensifique el deseo de cada día mejorar hacia los actos buenos que hay en nosotros. Y también nos exclama a romper y cambiarlo que no nos permite ser felices”, explicó el párroco.
Quienes se permitieron vivir este encuentro, agregó, pudieron renovar su esperanza y gratitud.
VALLENATOS CUMPLIERON CON LA SEMANA MAYOR
Los vallenatos, lograron cumplir con las promesas realizadas a Santo Ecce Homo cada año; haciendo presencia en el último día de la Semana Mayor, uno de los momentos más importantes del cristianismo, como lo subrayan las Sagradas Escrituras.
Oraron, para que en la capital del Cesar persistan las costumbres religiosas porque “se están perdiendo los valores, el regocijo, la fe. Debemos hacer acompañamiento religioso, para no olvidar que existe alguien superior que nos da las bases para seguir en el cristianismo”, comentó el feligrés Roque de Alba.
Señaló que como adultos envueltos en la fe, están en la obligación de enseñarles esta devoción a los niños para que de esa manera, comiencen a construir la gracia de perdonar, querer y amar.
Los turistas también vivieron el hábito católico de la capital cesarense. Como “un encuentro especial, cargado de enseñanza, recogimiento y creencias” definió Adriana Salazar la celebración del Domingo Santo precedida el día de ayer.
Se desplazó desde Armenia no solo para conocer los lugar más emblemáticos y de recordación que se acentúan en la ciudad, sino también, para conocer la feque brota la comunidad cristiana en esta región.
“La emoción de los valduparenses es indescriptible; las alabanzas y creencias se envuelven en su cultura, los actos tienen su factor diferenciador y eso, hace que no nos cansemos de la fe sino, por el contrario, querer seguirla explorándola más”, acotó.
RENOVARON LA FE
“Ser cristiano es tener la seguridad de que Cristo vive en cada uno de nuestros corazones”, fue la frase con la que finalizó la eucaristía del Domingo Santo. El texto, fue escuchado por un gran número de asistentes, que conocían como se realizó la llegada de Jesús de Nazaret de entre los muertos.
Freddy Rodríguez, explicó que: “debemos estar con Dios, tratar en lo posible de cumplir con su palabra; existe y esta semana no los recordó. Pido por tener trabajo y pido por las personas que también lo necesitan; por salud hacia mi familia y bendiciones para mí”.
En el mismo sentido, Yorlenis García, feligrés, sostuvo haber hecho presencia en las distintas manifestaciones religiosas celebradas en Valledupar. Resaltó que lo más importante para “los devotos, es reconocer que alguien murió por nuestros pecados y siempre nos permite cambiar nuestra vida. Debemos estar en paz y no olvidarnos de Jesucristo”.
Por último, Rosalba Robón, dijo que “esta Semana Santa nos enseñó a vivir en la importancia del amor”.