Repiten al unísono el cinismo y la hipocresía mancomunados, al día de hoy, por la pérdida de la investidura de senador de la república de Colombia del profesor Antanas Mockus, proferida por el Consejo de Estado. La ley es dura, pero es la ley, es lo que traduce esa alocución latina, principio general del derecho, originaria del derecho romano, que hace alusión a que “la aplicación de las leyes es obligatoria y que debe producirse contra todas las personas”. En otras palabras, lo que nos dice en su mensaje, no es otra cosa que el deber de respetar la ley, en todos los casos, incluso aunque nos perjudiquemos con ello. Porque el respeto a la ley beneficia el futuro y beneficia a la comunidad.
Como en esto último es que no coinciden la prédica con la práctica sobre el significado de ese cuarteto de palabras, elaborado durante el período de la República romana, es por lo que la decencia del país se encuentra asombrada ante la decisión de esa instancia jurídica de la nación. Peor aun cuando dicho fallo se orienta hacia el interior del cuerpo legislativo nacional que para nadie es un secreto se encuentra saturado de casos y de hechos que rayan en lo delincuencial. Cuando el pueblo colombiano siente y presiente que desde “ha mucho tiempo” su patria se encuentra en manos de bandidos y corruptos que, a pesar de la dura ley, se cubren con gruesas cobijas de impunidad.
Por ello, justificadamente, muchos profanos inquieren al demandante suertudo para ver a dónde hay que demandar al fiscal, al ministro de hacienda, a la vicepresidenta, al “eterno presidente”, a los senadores que compraron sus curules a punta de dinero espurio y a tantos otros que seguimos a la espera de que respondan por sus actos, graves o tanto más que los cometidos por Mockus, y cuya celeridad de la ley se encuentra en mora.
Dicen que el general Hermógenes Maza, antes de expirar, se echó un sonoro viento y exclamó ante los presentes: ¡ahí les dejo este país de mierda! Podría Mockus lanzar igual expresión e irse a vivir sus últimos días entregado a la academia. También podría estar desgañitándose a través de los grandes medios audiovisuales derramándose en ditirambos contra la instancia que lo ha despojado de su curul de 540.000 votos. Nada de raro tendría que su abogado demandante a estas horas estuviera reclamando protección porque hubiera recibido amenazas. Pero no. El país está ante un hombre decente e impoluto, de los pocos que durante su paso por la administración pública ha dejado huellas posibles de transitar, para “el beneficio del futuro y de la comunidad”. Pero ha dicho que, por respeto a la democracia y a la justicia colombiana, acatará los dictámenes jurídicos sin titubeos. Y como fueron más de medio millón de votantes que acudieron a las urnas, a ungir con sus votos su investidura de senador, por respeto a esa ciudadanía que lo eligió, en vez de irse a hacer lo que mejor sabe hacer, agotará todas las instancias para defender ese derecho.
Hemos leído, y no es raro que ocurra en este país de Hermógenes Maza, que nuevos cargos se vendrían contra este representante de la decencia nacional, que lo podrían acercarlo a lo penal. Si así sucediera, se impone la movilización del país decente, de los millones de colombianos que reclamamos la expulsión de los bandidos de todos los pelambres que reptan por los territorios del estado colombianos en los tres poderes, para que vayan a parar a donde deben estar: fuera de la gestión pública y en la cárcel, pagando sus delitos de toda naturaleza.
*Abogado