Paciencia, amor y entrega. Tres ejercicios rutinarios y ensamblados al cariño de una madre que vela por su único hijo, el cual nació con una condición diferente.
Su afecto crece cada día, pero también su esfuerzo imperecedero del que jamás pide clemencia, ante la dura prueba que no destiñe ante lo que le encomendó la naturaleza, sin temor a sus obstáculos.
María Alexandra Mora Machado es el fiel testimonio de una madre que disfruta la felicidad de su hijo Juan José, quien desde los dos años comenzó a exteriorizar su condición de autista. “Él nació en completa normalidad, un niño totalmente sano, pero cuando cumplió dos años y medio empezó a comportase de manera diferente, daba vueltas en el patio caminando o corriendo durante un largo tiempo, nunca se cansaba”, recordó la mujer cabeza de hogar.
En su inmueble del barrio Dangond de Valledupar nunca faltan los rompecabezas y los armatodos, elementos didácticos, juegos en los que el menor de seis años se escuda para expresar sus aptitudes y su aventajada rapidez mental.
“Juan José tiene una habilidad para diseñar aviones o robots por medio de fichas de armatodos, tiene la habilidad de armarlos en menos de tres minutos y esas son características de un niño que tiene este tipo de limitaciones neurológicas, él tiene un diagnóstico de autismo grado tres que es el más alto, pero tiene el comportamiento de un niño grado uno”, explicó la madre del menor, un estudiante de transición en el colegio ABC Kids.
Su mundo racional y subjetivo lo interpreta de acuerdo a su condición, sin embargo, su explicación ahonda en el simple juicio natural de un niño que tiene un proceso neurológico distinto al de los demás. “Las personas en estas condiciones tienden a un aprendizaje lento, pero su retentiva es más avanzada y procesan la información de manera diferente, todo lo plasman en la mente y luego lo expresan en un momento determinado. Ellos te escuchan, procesan pero no responden enseguida”, reconoció María Alexandra Mora.
Aprender a convivir con un hijo de esta naturaleza es convertirse en una especialista en una cátedra efímera que redunda en el simple amor de madre. “Los neuropediatras recomiendan que el niño con autismo tengan una vida normal, hay que darles mucho amor, tenerles paciencia y entrega, me tocó difícil porque soy madre cabeza de hogar y la lucha es grande”, dijo.
CAMINATA EN VALLEDUPAR
En Valledupar existe un grupo de 103 personas con hijos que padecen Trastornos de Espectro Autista y asegura que como Juan José, entre 150 y 160 niños en esta condición existen en la capital del Cesar.
Para celebrar el Día Internacional de la Concientización del Autismo, se desarrollará hoy una caminata denominada Marea Azul, la cual partirá a las 9 a.m. desde la Gobernación del Cesar hasta las instalaciones de la Secretaría de Salud Municipal, Edificio de la Caja Agraria.
De acuerdo a datos suministrados por la Liga Colombiana de Autismo, uno de cada 110 niños presentan este tipo de comportamientos, sin embargo, el organismo confirmó que se adelanta desde el Ministerio de Salud un censo para establecer exactamente el número de colombianos que presentan esta condición.
LOS ESPECIALISTAS
Según el médico pediatra, Fernando José Bustamante, “el autismo es un comportamiento de trastornos que van afectando al sistema neurológico del niño. Los síntomas son indiferenciados que conllevan a una discapacidad variable en cada paciente, es decir, que en algunos es leve y en otros es severo. Hay una afección en la interacción del niño en sociedad y su proceso de comunicación. Hay trastornos en su conducta, en la ansiedad, sueño, alimentación, en la acción motriz, depresión o incapacidad para caminar o correr”.
Otras alteraciones de un menor con condición autista, según el galeno, “son reflejadas en la alteración del lenguaje, a veces utilizan palabras inadecuadas, hay una afección cognitiva, pero lo importante es que los padres se den cuenta cuándo hay motivos para llevar al niño al médico y conocer las pautas de alarmas. Son personas que todo el tiempo permanecen aisladas del entorno, no conversan con los menores de su edad, difícilmente conservan las amistades. Se habitúan a ciertas condiciones de rutina, es decir, si le sirven el jugo en un vaso azul y luego se lo cambias, eso generará reacción por parte del niño”.