‘Maderos Teatro’: 4 años en las tablas
En este entorno mágico del Caribe en donde sus habitantes son permanentes actores de sus alegrías y tragedias, es muy fácil que la rutina se convierta en una obra de teatro en donde los personajes son los mismos protagonistas de los afanes.
Esta tierra preñada de folclor, va de la mano con la estética del teatro, en donde cada narración de una canción vallenata se puede llevar a las tablas o las pantallas, tal vez, por eso la mayoría de las bionovelas sobre personajes del folclor, se han constituido en exitosas, porque el actor natural que es el músico, siente en carne viva lo que con el libreto le trastorna el osmosis.
Pero hablando de teatro en sí, en este Día Internacional de estas artes escénicas, bien vale la pena exaltar el trabajo de un grupo de muchachos que se pasean el país y parte del mundo expresando este sentir. Se trata de Maderos, una marca propia que al oírla expele fragancias de localía y de capacidad de unos artistas que donde llegan los aplausos y reconocimientos se rinden ante sus capacidades.
Es muy posible que las tecnologías vigentes, arropen los intereses de las juventudes hacia lo trivial, que no se vuelvan a correr los telones de las obras de teatro que antes eran comunes hasta en los salones de clases, pero mientras exista la voluntad de los colectivos teatreros con la altivez y voluntad como la de Maderos, se seguirán celebrando estas efemérides.
NACIMIENTO Y PROYECCIÓN
DIARIO DEL CESAR dialogó con la directora Clarissa Cuadros, y algunos miembros y hablaron del nacimiento de este colectivo.
“Maderos Teatro” nace como un proceso disidente del grupo “Teatro Estudio la Carreta” en el año 2005, integrado por Egresados y Estudiantes de diferentes Carreras de la Universidad Popular del Cesar, quienes durante algunos años bajo la dirección del maestro Deiler Díaz encontraron en el Teatro Universitario el camino para comunicarse en esta sociedad, desarrollando conocimientos y logrando diferentes Premios en los Festivales Regionales y Nacionales de Teatro Universitario. Esto los incentivó a crear un grupo de teatro independiente con las miras puestas en el ascenso a un nivel más profesional.
Rafael Moreno, uno de los integrantes de ‘Maderos’ manifestó que esta fecha especial la conmemorarán con la actividad ‘Camerino Abierto’, un diálogo de la práctica sobre los procesos de creación en trabajo actoral con entrada gratis a todo el público a partir de las 7 p. m., pero antes estarán en el centro con algunos actos performánticos.
Asegura que, como condiciones primaria para hacer teatro, han encontrado el público receptor que los motiva a seguir adelante, aunque reconocen que en materia técnica y económica están en pañales. Reclaman de las entidades públicas más contribución con la causa, que compren más obras de teatro, que se reviertan los recursos parafiscales y los paquetes de estímulos, de esa manera se fortalecerán más, por eso necesitan el respaldo de las entidades territoriales para que el público pueda estar más cómodo en los escenarios.
Piden la cátedra de teatro en los colegios ya que aquí ningún plantel la tiene; que se realicen los festivales de teatro y que se vuelva a reivindicar el teatro en las entidades educativas, incluso a nivel universitario, lo que aquí es poco, pese al potencial que hay.
Maderos ve a la música vallenata como una bodega donde pueden encontrar fábulas y personajes, anecdotarios, por lo tanto no la ven como competencia, más bien toman los elementos del folclor, aunque dicen que hay medios que saturan con la música.
Maderos hoy tiene doble celebración, aparte del Día Internacional en su cumpleaños, están celebrando 4 años en el Centro Histórico de Valledupar y por eso están orgullosos y esperando que se siga impulsando su gestión para el rescate cultural de estas artes escénicas.
LOGROS
Sus montajes son el resultado de un proceso creativo desde la dramaturgia y la puesta en escena, con una estética teatral que se fortalece en las experiencias de nuestra propia realidad, entre ellos están: la muerte del personaje basada en el cuento amargura para tres sonámbulos de García Márquez ,Pullus el resplandor de lomo en las liebres huidizas de la dramaturga Beth Escudé i Galles ,Roja Canción de Cuna Para Humberto, la Farsa de Gallo versión libre de Farsa y Justicia del Señor Corregidor de Alejandro Casona, Doña Gallito la bruja loca de Pimpiriloca, Carroña Versión libre de Antígona de Sófocles y La escuela de las mujeres, en una nueva versión.
Desde el 27 de marzo de 2015 hasta la fecha a la sala Maderos Teatro han asistido alrededor de 11.000 espectadores entre niños, jóvenes y adultos de diferentes contextos sociales, se han recibido dos compañías internacionales una de ellas en el programa de residencias artísticas de la sala, diferentes colectivos nacionales y locales e internacionales, grupos y bandas de música locales y nacionales.
En la sala también cumplen con talleres y conferencias con artistas nacionales entre ellas el maestro de teatro Carlos Rojas de Bogotá, El Maestro Caro Artista Plástico de Bogotá, Sergio Sarmiento Dramaturgo de Barranquilla, El Maestro de teatro Bernardo Rey, -Alexey Tara de Cuba, Carla Forte de Venezuela (compañía bistoury)-; de igual forma se han llevado a cabo residencias artísticas con grupos internacionales en vinculación con la Fundación Divulgar y con el FONCA (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México).
Para Maderos es muy importante como colectivo consolidar una metodología creativa y un espacio teatral independiente a través de la creación, investigación, formación y producción en el campo del arte teatral e impulsar procesos artísticos participativos, en los que se desarrolle y fomenten prácticas creativas que contribuyan con la construcción de ciudadanía.
MENSAJE INTERNACIONAL
Este año, el mensaje del Día Mundial del Teatro 2019, se encuentra a cargo del director de escena, dramaturgo, educador teatral y profesor cubano Carlos Celdrán, quien destaca lo siguiente:
“Antes de mi despertar en el teatro, mis maestros ya estaban allí. Habían construido sus casas y sus poéticas sobre los restos de sus propias vidas. Muchos de ellos no son conocidos o apenas se les recuerda: trabajaron desde el silencio, desde la humildad de sus salones de ensayo y de sus salas llenas de espectadores y, lentamente, tras años de trabajo y logros extraordinarios, fueron dejando su sitio y desparecieron.
Cuando entendí que mi oficio y mi destino personal sería seguir sus pasos, entendí también que heredaba de ellos esa tradición desgarradora y única de vivir el presente sin otra expectativa que alcanzar la transparencia de un momento irrepetible. Un momento de encuentro con el otro en la oscuridad de un teatro, sin más protección que la verdad de un gesto, de una palabra reveladora.
Mi país teatral son esos momentos de encuentro con los espectadores que llegan noche a noche a nuestra sala, desde los rincones más disímiles de mi ciudad, para acompañarnos y compartir unas horas, unos minutos. Con esos momentos únicos construyo mi vida, dejo de ser yo, de sufrir por mí mismo y renazco y entiendo el significado del oficio de hacer teatro: vivir instantes de pura verdad efímera, donde sabemos que lo que decimos y hacemos, allí, bajo la luz de la escena, es cierto y refleja lo más profundo y lo más personal de nosotros. Mi país teatral, el mío y el de mis actores, es un país tejido por esos momentos donde dejamos atrás las máscaras, la retórica, el miedo a ser quienes somos, y nos damos las manos en la oscuridad.
La tradición del teatro es horizontal. No hay quien pueda afirmar que el teatro está en algún centro del mundo, en alguna ciudad o edificio privilegiado. El teatro, como yo lo he recibido, se extiende por una geografía invisible que mezcla las vidas de quienes lo hacen y la artesanía teatral en un mismo gesto unificador.
Todos los maestros de teatro mueren con sus momentos de lucidez y de belleza irrepetibles, todos desaparecen del mismo modo sin dejar otra trascendencia que los ampare y los haga ilustres. Los maestros de teatro lo saben, no vale ningún reconocimiento ante esta certeza que es la raíz de nuestro trabajo: crear momentos de verdad, de ambigüedad, de fuerza, de libertad en la mayor de las precariedades. No sobrevivirán de ellos sino datos o registros de sus trabajos en videos y fotos que recogerán solo una pálida idea de lo que hicieron. Pero siempre faltará en esos registros la respuesta silenciosa del público que entiende en un instante que lo que allí pasa no puede ser traducido ni encontrado fuera, que la verdad que allí comparte es una experiencia de vida, por segundos más diáfana que la vida misma.
Cuando entendí que el teatro era un país en sí mismo, un gran territorio que abarca el mundo entero, nació en mí una decisión que también es una libertad: no tienes que alejarte ni moverte de donde te encuentras, no tienes que correr ni desplazarte. Allí donde existes está el público. Allí están los compañeros que necesitas a tu lado. Allá, fuera de tu casa, tienes toda la realidad diaria, opaca e impenetrable. Trabajas entonces desde esa inmovilidad aparente para construir el mayor de los viajes, para repetir la Odisea, el viaje de los argonautas: eres un viajero inmóvil que no para de acelerar la densidad y la rigidez de tu mundo real. Tu viaje es hacia el instante, hacia el momento, hacia el encuentro irrepetible frente a tus semejantes. Tu viaje es hacia ellos, hacia su corazón, hacia su subjetividad. Viajas por dentro de ellos, de sus emociones, de sus recuerdos que despiertas y movilizas. Tu viaje es vertiginoso y nadie puede medirlo ni callarlo. Tampoco nadie lo podrá reconocer en su justa medida, es un viaje a través del imaginario de tu gente, una semilla que se siembra en la más remota de las tierras: la conciencia cívica, ética y humana de tus espectadores. Por ello, no me muevo, continúo en mi casa, entre mis allegados, en aparente quietud, trabajando día y noche, porque tengo el secreto de la velocidad”.