Diario del Cesar
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Día del Locutor Colombiano

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Hoy se celebra en Colombia el Día del Locutor Colombiano, una efemérides que ha ido perdiendo importancia como la misma labor de estos profesionales que ya no cuentan con las prebendas del pasado ni los clasifican por voces que los hacía madurar un timbre matizado con dicción y buena vocalización.

Las tecnologías y el protagonismo de otros actores, los fueron sacando de contexto y hoy los pocos que quedan están relegados a emisoras especializadas en música en donde deben muchos, adoptar estilos postizos con el fin de agradar las audiencias alternativas.

Este fenómeno es nacional, por eso las grandes voces del pasado solo quedan en el recuerdo, aunque quedan algunos quijotes enfrentando los molinos de la civilización que poca importancia les da a las voces moduladas y con entonación.

En el plano local, desaparecieron los lectores de noticias, hoy se pueden contar con los dedos, los otros locutores que quedan se enfrentan a la llegada masiva de periodistas graduados o no, que se han apoderado de esos espacios, y  a muchos, les tocó dar el paso al periodismo, para no desaparecer.

Pero no se puede negar que, del reducto que subsiste  en Valledupar tienen preferencia algunas voces y estilos que a diario alegran sus audiencias, tales como: Javier Fernández Maestre, Franklin Orozco, Álvaro Negrete, Konny Alvear, Korak Pérez, Jesús Montes, Lucho Alandete, Armando Hinojosa, Rodrigo Peñaloza, Julio de La Rosa Jr, Hugues Rosado, Adalberto Padilla, Arnol Castillo, Castulo Torres, Isaac León, Emilio Buldig, Davino de La Cruz, Héctor Peralta, Andrés Tejedor, Willy Páez, Nicolás Cujía, Jorge Soto, entre otros.

Todos ellos celebrarán la fecha del patrono, el Ángel Gabriel, quien por haber anunciado el nacimiento de Jesús a María, se ganó el rótulo de ser el primer locutor del mundo.

Pero toda esa historia de la radio y las voces de Valledupar, no puede pasar desapercibida en esta fecha especial, por eso es menester recordar a todos esos talentos y timbres que, coadyuvaron al desarrollo de la radio y la cultura vallenata, son nombres que están en una especie de Hall imaginario de la Fama y que hoy descansan en la eternidad.

 

VOCES DEL RECUERDO

Son decenas de historias las que desfilan en los recuerdos de esos profesionales y grandes seres humanos, con quienes la idiosincrasia vallenata compartió muchos momentos.

En los receptores del recuerdo, hacen eco las voces de los hermanos Juan y Egberto Gutiérrez Acosta, quienes trasegaron en diferentes medios con una claridad meridiana, el primero un destacado animador de los carnavales y excelso conocedor de la música cubana. Egberto, por su parte, era dueño de una impresionante voz noticiosa, es considerado por muchos, el mejor lector de noticias de todos los tiempos.

Los hermanos Gutiérrez, se caracterizaron por tener una destacada cultura. Alternaron la radio con el empresarismo, destacándose siempre en la litografía, ambos mantuvieron por años, el negocio de la tipografía, oficio qué, heredaron de su padre.

En ese firmamento de luminarias que brillaron con luz propia en los micrófonos de las estaciones radiales de Valledupar, hay que recordar al pionero de los presentadores del Festival Vallenato, a Adolfo Acuña Porras, un bolivarense que llegó a este territorio, cuando apenas se desprendía del Magdalena, le correspondió conquistar las frecuencias y convencer a muchos nativos que seguían creyendo que, dentro de los receptores, había un hombrecito que hablaba sin parar.

Adolfo Acuña Porras fue un gran libretista y productor de radionovelas criollas, dando de paso la oportunidad a locutores locales, para que se destacaran como radio-actores, fue una época trascendental que le dio lustre a varias voces nativas en el rol de actores.

La historia de la radio en Valledupar no puede obviar el nombre de Electo Gil Bustamente, quien llegó a mediados de los años 60, después de surcar el río Magdalena en los vapores de carga y pasajeros, como vocalista de una agrupación desde los diversos puertos de esa arteria, hasta Barranquilla.

 

Radio Guatapurí, escuela donde se forjaron los primeros locutores de Valledupar y la región.

 

 

Gil era un hombre de gustos refinados y se convirtió por muchos años como el presentador del Festival Vallenato en la histórica plaza Alfonso López. Amante de la música del recuerdo, siempre mantuvo un espacio para las voces de antaño, lo que se convertía en la más agradable sobremesa los mediodías en la pujante capital del Cesar.

Eran épocas de estilos propios, había una combinación armoniosa de las cualidades que cada uno tenía, así quedó consignado en las modulaciones de Régulo Pineda Dávila, cuya voz sigue siendo imperecedera, a diario penetra a miles de hogares, tras las míticas grabaciones del Ángelus, una oración que todos los mediodías suena la emisora Radio Guatapurí,  y ni que decir de la impactante sirena de los avances noticiosos que, en cada sonido anuncia aciagos momentos que se volvieron afines a las costumbres de la zona.

 

CALIDADES INNATAS

Voz, talento, temperamento, formación era lo que se respiraba en los pocos medios de los años 70 en cuyo entorno eran pocas las mujeres, hasta que llegaron féminas como Lolita Acosta, una de las primeras académicas, que vino a doblarle el brazo al machismo reinante en la época y de paso abrió el sendero a los primeros egresado de facultades universitarias que timoratos llegaban a un mundo conquistado por el empirismo. Fue la fundadora del Diario Vallenato, que después, se convirtió en escuela para muchos periodistas.

Dentro de esos talentos femeninos que son parte de esa lista que reposa en el más allá, está Consuelo Araújo Noguera, quien empezó una labor crítica y mordaz contra los personajes corruptos de la región, quienes hasta entonces, tenían poco control por parte de los medios de comunicación, máxime cuando casi todos eran de personas vinculadas a la política.

La Carta Vallenata, su columna del diario El Espectador, y el programa radial La Cacica Comenta, se convirtieron en el azote de los malos manejadores del recurso público, fue tanta su elocuencia y prosperidad en el oficio, que terminó siendo la propietaria de la emisora Radio Guatapurí, hoy de sus herederos.

La mayoría de los locutores de entonces, gozaban de una popularidad impresionante, sentían pasión por sus oyentes, así se sentía en la entrega, en sus estilos muy particulares, entre estos se recuerdan nombres como los de: Huber Claro Quintero, de raíces cachacas, pero con un hálito Caribe que contagiaba, Chico Mejía Cataño, gran animador de cabina y un enamorado del vallenato.

Serían muchos los renglones de esta historia si se tocara cada perfil, pues cada uno, tenía el potencial suficiente para escribir tomos enteros de su rica  presencia en la comunicación local, pero con solo mencionar sus nombres en esta fecha especial, es un tributo a esas memorias que contribuyeron a la grandeza de la radio de la capital del Cesar.

Estos personajes del aire ayudaron a imaginar el mundo, a crear imágenes de personas y lugares, todo ese bagaje cultural de los inicialistas, lo transfundieron de alguna forma  a la radio de hoy, a pesar de la diversidad de los actores del momento.

Hoy el avance tecnológico y el gran impacto social de la radio requieren de profesionales expertos que contribuyan, a la producción y emisión de programas especializados, pero no por eso, se puede dejar de mirar atrás, para expresar la gratitud a esos nombres que merecen ser esculpidas en el ADN de la radiodifusión del Cesar.

Son ellos: Manuel Pineda Bastidas, Jesús Salvador Montero Venegas, Paco Costa Conde, Guillermo Jiménez, Libia Olivo, Luis Calle, Jorge Eliecer Narváez, Tomás Royero, Ramón Álvarez Romero, Elkin Becerra Quintero, Galo Bravo Picaza,  Guzmán Quintero Torres, Gustavo Brugés, Rafael Torres Yepes, Doris de La Torre, Vicky Medina, Juan Ruiz Henao, entre otros.