Este mes se cumplen cuarenta años de las primeras muertes a causa de una misteriosa enfermedad en California, Estados Unidos, que luego sería identificada como SIDA y que se llevaría millones de vidas en todo el mundo.
El 5 de junio de 1981, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos publicaron un informe que daba cuenta de una rara enfermedad pulmonar padecida por cinco jóvenes homosexuales blancos. Al momento de la publicación del informe dos de ellos ya estaban muertos y los otros tres fallecerían poco después. Era el comienzo de la crisis del sida.
En junio de 1981, epidemiólogos estadounidenses informan de cinco casos de una forma rara de neumonía en hombres homosexuales en California, algunos de los cuales murieron. En otros, se identificaron versiones inusuales de cáncer de piel. Los médicos identificaron “infecciones oportunistas” entre los consumidores de drogas inyectables a finales de ese año y en hemofílicos y residentes haitianos en Estados Unidos a mediados de 1982, año en el que la denominación Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) aparece por primera vez.
En enero de 1983, los investigadores franceses Francoise Barre-Sinoussi y Jean-Claude Chermann, que trabajaban con Luc Montagnier, identifican al virus que “podría ser” responsable del SIDA. Entonces le llaman LAV. Al año siguiente, el especialista estadounidense Robert Gallo encontró la causa “probable” del SIDA, el retrovirus HTLV-III. Los dos virus resultan ser el mismo y en mayo de 1986 se conoce oficialmente como virus de inmunodeficiencia humana o VIH. Barre-Sinoussi y Montagnier reciben el premio Nobel en 2008 por su descubrimiento.
En marzo de 1987 se autoriza en Estados Unidos el primer tratamiento antirretroviral conocido como azidotimidina (AZT). Es caro y tiene muchos efectos secundarios. Su toxicidad y propensión a causar anemia resultó demasiado para algunos pacientes, particularmente aquellos que ya estaban debilitados por la enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el 1 de diciembre de 1988 el Día Mundial del SIDA, para crear conciencia. Para junio del año siguiente, el número de casos de SIDA en todo el mundo se estimó en más de 150.000.
Mientras tanto, el actor estadounidense Rock Hudson es la primera muerte por Sida de alto perfil, en octubre de 1985. Otras estrellas sucumben a la enfermedad, incluido el cantante británico y líder de Queen, Freddie Mercury y el legendario bailarín y coreógrafo ruso Rudolf Nureyev. En 1994, el Sida se convierte en la principal causa de muerte entre los estadounidenses de entre 25 y 44 años.
Un informe de la OMS y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) publicado en noviembre de 1999 sitúa al número de infectados desde la aparición del VIH en 50 millones, de los cuales 16 millones murieron. África es el continente más golpeado, con 12,2 millones de casos. Sin embargo aparece una esperanzadora noticia con el llamado “Paciente de Berlín” en el 2009. Se anuncia el primer paciente conocido que se cura del VIH. Se supo que era el estadounidense Timothy Brown, quien se sometió a dos trasplantes de médula ósea con una mutación de un gen que impide que el VIH ataque las células huésped. Brown se sometió a una irradiación total de su cuerpo para combatir la leucemia y casi no sobrevivió al proceso.
En julio del 2012 se aprobó en Estados Unidos la primera píldora diaria para ayudar a prevenir el VIH. Se trata de Truvada, una profilaxis previa a la exposición, o PrEP, que toman las personas de alto riesgo para evitar contagiarse y que condujo a reducciones aún mayores de los fallecimientos. Este medicamento, que se toma una vez al día, reduce el riesgo de contraer el VIH en aproximadamente 99 por ciento. Sin embargo, en 2019 sólo el 29 por ciento de las personas que podrían beneficiarse lo estaban usando. El 63 por ciento de ellas eran blancos, el 14 por ciento hispanos y apenas el 8 por ciento negros.
El éxito en la producción de una vacuna anticovid en 2020 alimenta las esperanzas de avanzar en una vacuna contra el VIH. Moderna anunció en enero que había comenzado los ensayos clínicos de fase uno de las vacunas contra la gripe y el VIH utilizando su técnica de ARN mensajero. Hay 37,6 millones de personas que viven con el VIH en el mundo, según las cifras de 2020 de ONUSIDA. Desde el inicio de la epidemia, 34,7 millones de personas murieron por enfermedades relacionadas con el Sida.