Diario del Cesar
Defiende la región

Vacunas para la humanidad 

115

La novedad reciente en la lucha contra la pandemia fue la posición favorable del gobierno de Estados Unidos al levantamiento temporal de los derechos de propiedad intelectuales -las patentes- para la elaboración de vacunas y su deseo de participar de forma activa en las negociaciones sobre el tema, que se llevaran a cabo en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

La noticia fue calificada como extraordinaria por el New York Times. Fue bien recibida por el diario estadounidense y otros medios, porque evitaría que se profundizara aún más la brecha de la vacunación entre los países ricos y pobres. En efecto, según los datos de la Oxfam, 3 % de la población mundial vive en los países ricos, pero estos habían reservado el 51 % de las dosis.

El problema, como han reiterado los especialistas, es que es necesario avanzar con velocidad en la vacunación global para controlar la enfermedad y evitar la expansión de cepas del virus que pueden ser no solo más contagiosas, sino también más mortíferas, como se está viendo en la India, donde una nueva variante provocó otra oleada desastrosa con más de 20 millones de contagios.

La enseñanza es que nadie está al abrigo de la Covid-19 en tanto que todo el mundo esté vacunado, como afirman los epidemiólogos, por esa razón hay que contar con más vacunas para contener una enfermedad que sigue haciendo desastres, con 3,2 millones de víctimas desde que la OMS reportó la aparición de la enfermedad en diciembre de 2019.

Biden, con su preocupación por vencer la propagación del virus, tenía como una de sus promesas de campaña compartir la tecnología de la producción de vacunas. A pesar de que se conocía de antemano su posición al respecto, su anuncio reciente sobre las patentes provocó la cólera de un sector de la industria farmacéutica, que ha amenazado con no hacer nuevas inversiones en investigación si no va a poder obtener un rédito por ello. Los laboratorios argumentan que no habrían invertido tanto en investigar si hubieran sabido de esa posibilidad de suspensión.

La canciller Merkel tampoco acompañó a Biden en su propuesta, con el argumento de que suspender los derechos de propiedad podría tener serias implicaciones en la producción mundial de vacunas. Igualmente, Suiza, sede de muchas compañías farmacéuticas, y Rusia (creadora de la vacuna Sputnik), han expresado sus reservas sobre la proposición. Para ellos los factores que limitan la producción de vacunas son las capacidades instaladas y los altos estándares de calidad, más que las patentes en sí mismas. Estas, al proteger la propiedad intelectual son la fuente de la innovación, y así deben permanecer.

Así las cosas, la posición expresada por los Estados Unidos, que ha reaccionado a la propuesta original de la India y de Suráfrica, si bien ha intensificado el debate sobre las patentes, muestra también que el tema está lejos de resolverse, porque hay muchísimo dinero en juego. A pesar de la resistencia, suspender la propiedad intelectual es una posibilidad real y gana fuerza la idea de que para superar la pandemia se requiere que la vacuna sea un bien público universal. Para lograrlo habrá que vencer la oposición feroz de muchos países y algunas empresas. Se trata, en todo caso, de una suspensión temporal, que no acaba con el sistema de patentes, pero lo flexibiliza en un momento difícil como este