Así viven los vallenatos el confinamiento ´total´
POR: NINOSKA REYES URDANETA
Rodolfo Antonio Olivella Márquez, vendedor de fritos, café y jugos en una esquina de la Carrera Octava en el barrio Cañaguate de Valledupar, de nuevo debió recoger su vieja carreta con sus implementos de trabajo, por las medidas restrictivas decretadas en el municipio por el Covid-19.
Este hombre cambió su acostumbrada jornada de trabajo por la entrega de sus productos a domicilio, los cuales son solicitados por sus vecinos en el barrio donde habita. “El año pasado nos quedamos en neutro, nada hicimos y quizás nos confiamos en que algo debía traernos el Gobierno, pero esta vez toca reinventarse ante una ciudad desolada cuyos clientes también están encerrados como medida de prevención por los altos contagios”.
Por más de 20 años, este pequeño comerciante ha rodado en su carreta además del calentador para los fritos y los termos para conservar el frío y el caliente de las bebidas que ofrece, un caldero donde frita cada pieza que ofrece, pero el Covid-19 lo ha enseñado a simplificar su labor, al punto de preparar en su casa y salir con lo necesario para evitar estar tantas horas expuesto en la calle.
Entre risas manifestó “a mis 69 años he tenido que aprender a darle mejor utilidad al teléfono celular, ya no solo recibo mensajes de amigos y familiares, ahora son clientes que por medio de mi tarjeta de presentación me contactan para pedir el domicilio. La ciudad está sola, pero quizás esto me ayudará a aprender que desde la comodidad de mi casa podré trabajar.
Así como Don Rodolfo ha aprendido a sobrellevar las restricciones de movilidad por la pandemia desde el año pasado, se encuentran quizás otros comerciantes y vendedores de la ciudad. Unos logran superar la adversidad, mientras otros si sufren los embates de las medidas decretadas por los gobiernos local y departamental que tienen a la ciudad totalmente desolada.
EN SILENCIO Y DESOLADO
Caminar por las calles de Valledupar, es sinónimo de soledad y completa cal.a Solo se ven circulando los taxi, domiciliarios y las patrullas de la Policía, mientras las tiendas de barrios y grandes cadenas laboran por domicilio, al igual que los restaurantes y droguerías.
El personal de la salud también son los pocos que se ven en las calle. El río Guatapurí está respirando y las grandes trancas vehiculares en las Glorietas de Los Músicos, María Mulata o Mi Pedazo de Acordeón brillan por su ausencia. Un fuerte aguacero fue la antesala de las medidas, que iniciaron el pasado viernes q6 de abril desde las 6:00 de la tarde, lo que generó caos por lo anegado de las vías, mientras otras personas quedaban varadas haciendo sus mercados para pasar el fin de semana de confinamiento total.
A través del decreto 00365 del 16 de abril de 2021 en el municipio de Valledupar se ordenó el toque de queda continuo hasta las 5:00 de la mañana del lunes 19 de abril.
La decisión fue tomada en conjunto por la Gobernación del Cesar y la Alcaldía de Valledupar, bajo el acompañamiento del Gobierno nacional, como una medida de mayor fuerza para detener la velocidad de contagios por Covid-19 en el territorio.
Hasta la fecha el departamento del Cesar registra 47.082 casos positivos de Covid-19, 1.311 fallecidos, 82 pacientes están hospitalizados en sala general y 61 en UCI.
Entre tanto, en el municipio de Valledupar la cifra de contagios llega a 30.123 y 690 muertos. La ocupación de camas UCI se ubica en 91%, del total de 273 camas habilitadas, lo que significa que hay una disponibilidad de 25 unidades, según el último reporte de la Secretaría de Salud Local.
HABLA EL SECTOR COMERCIO
Octavio Pico Malaver, director Ejecutivo de Fenalco-Cesar, manifestó que las medidas tomadas por el gobierno, sin bien buscan preservar la vida, se están tomando se manera improvisada sin tomar en cuenta a los empresarios y comerciantes.
“Los comerciantes informales no nos oponemos a las decisiones de las autoridades, pero la economía es consecuente con la vida, por lo tanto es necesario que haya actividad económica. El Gobierno nacional está en un alto grado de improvisación, que no sabe qué hacer, y pide a las autoridades locales que consulte las medidas que finalmente aprueban sin medir consecuencias”.
Manifestó que con este nuevo confinamiento, el sector comercial de Valledupar queda mal, todo está cerrado, incluyendo los centros comerciales, y las ventas electrónicas y por domicilio, no superan el 10% de las que se hacen de manera presencial.
Reiteró que las restricciones, consideradas como necesarias por los altos índices de contagios que se están presentando en la ciudad, deben socializarse para que el empresario y comerciantes puedan provisionar sus negocios, o en sus defectos no pedir mercancía para evitar pérdidas. “Lamentablemente en este caso, el comerciante no sabe si pedirla, no está seguro por las improvisaciones de las autoridades. No es justo, no hay derecho que el comerciante pierda por decisiones a destiempo”.
Pico Malaver reiteró que están prestos a mantener el respaldo a los gobernantes locales, pero “aspiramos que nos tomen en cuenta, o por lo menos se pondere de la consecuencia de la medida que se va a tomar; no es que nos pidan permiso, sino que tenemos derecho de hablar, de opinar porque somos los que sabemos de comercio”.
LOS BARES VUELVEN A DECAER
Jorge Cerchiario, propietario de un estanco en Valledupar, mostró su preocupación ante las recientes medidas restrictivas, ya que el sector viene trabajando desde hace 5 meses en una reapertura gradual y segura y de nuevo le ordenen cerrar sus puertas.
Dijo que de los 600 establecimientos legalmente constituidos a través de la Cámara de Comercio, solo 113 han logrado reactivarse en Valledupar, lo que refleja un escaso 25% de reactivación que a pesar de las adversidades, había logrado generar más de 300 empleos directos.
“No nos oponemos a las medidas para preservar la vida, pero las autoridades deben analizar que las mayores aglomeraciones se presentan en la ciudad durante el día, tomando en cuenta que el 72% de la población sale durante el día, es decir de cada 10 personas solo dos salen en las noches, es decir, la vida nocturna de los fines de semana debe mantenerse para ayudarnos a levantarnos, seguimos en crisis y casi agonizando a causa de la pandemia”, dijo.
Explicó que no todo el sector puede ofrecer sus productos a domicilio, el cual abarca solo el 10% de las ventas, generando una baja considerable en las ventas, mientras los servicios, impuestos y otras responsabilidades comerciales están al 100%. Los empleados también volvieron a casa este fin de semana, el tema es complicado.
LOS TENDEROS TAMBIÉN SUFREN
Ismael Estrada, tendero en el barrio Nueva Esperanza, manifestó que la esperanza que tiene el gremio es que pronto pase todo, que el Presidente de la República se ponga la mano en el corazón y adopte medidas más flexibles que permitan reactivar completamente la economía. “Debemos aprender a vivir con la pandemia, la solución no es encerrarnos y detener las economía”.
Por su parte, Ramón Morales, encargado de una tienda de barrio, aseguró que las ventas por domicilio nunca van a superar las presenciales, el sistema requiere de más tiempo para atender al cliente, además de unos adicionales para garantizar el traslado a la mercancía, no es la solución un confinamiento, es hora de que cada ciudadano asuma la responsabilidad y juntos se pueda salir de este trance tan difícil por el Covid-19.