El Papa ha reivindicado una fe que no esté “corroída por la costumbre” al rechazar la “admiración mundana” y ha instado a los fieles a acoger a los “descartados” y “humillados” porque en ellos está Jesús. Así lo puso de manifiesto durante la misa del Domingo de Ramos que se ha transformado en un acto muy reducido y sobrio por las disposiciones sanitarias ante la pandemia. “Con la gracia del estupor, entendemos que, acogiendo a quien es descartado, acercándonos a quien es humillado por la vida, amamos a Jesús. Porque Él está allí, en los últimos, en los rechazados”, señaló el Papa en una insólita misa del Domingo de Ramos sin procesiones en las calles y casi sin feligreses.