Diario del Cesar
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Árbitra vallenata también ‘sufre’ terminación de la Liga

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Con apenas 21 años, en 2014, Marcela Suárez Soracá colgó los guayos.   Hasta entonces, era una buena guardameta que llegó incluso a vestir la camiseta de la selección Colombia.

Pero a la par de su pasión por jugar a la pelota, otro ‘bicho’ le picaba en su interior: ser árbitra de fútbol.

Tan solo tres años después, la silbato vallenata ya dirigía su primer compromiso de fútbol profesional.Fue por la fecha 7 de la Liga Femenina 2018 en el compromiso Real Santander – Cúcuta.

Hoy, Marcela es una de las que lamenta la decisión de la Federación Colombiana de Fútbol, la Dimayor y la Difútbol de no realizar en 2019 la Liga profesional femenina.

Al igual que las futbolistas de los diferentes equipos que alzaron su voz ante los entes que rigen el balompié nacional, la árbitra de 26 años no tuvo ayer su mejor Día Internacional de la Mujer y lamentó el hecho que deja en veremos su carrera deportiva.

“En verdad esta decisión desmotiva, porque uno entrena para ir escalando, ir subiendo, pero estas noticias estancas los sueños de muchas mujeres”, expresó la árbitra residente en el barrio Francisco de Paula y que estudia Producción Agrícola en el Sena.

Como Suárez, hay 4 árbitras más del colegio del Cesar que ven truncados sus objetivos.  Isis Mendoza (asistente), Viviana Quintero (asistente), BriandaSardoth (central) y María Camila Rosado (asistente), así como las futbolistas, exigen igualdad entre el balompié femenino y masculino.

“Estamos sobrellevando el machismo dentro del fútbol.  Si hay plata para los hombres debería haber para las mujeres”, asegura.

Además, afirma que para una mujer es muy complicado mantenerse en el panel arbitral y dice que deben esforzarse“el doble para ganarse un lugar”.

 

“ES LESIVO PARA EL  ARBITRAJE FEMENINO”

Carlos Romero, presidente de la Asociación de Árbitros de Fútbol del Cesar –Arfucesar- reconoce que, aunque es respetuoso de las decisiones de los entes encargados del fútbol colombiano, el tema “es lesivo” para al arbitraje femenino.  “Ellas tenían su meta de llegar a la primera división femenina, ahora les toca conformarse con torneos aficionados y el semiprofesional”, indica Romero.

Agrega Romero, que más que desmotivación, hay preocupación.

Mientras se resuelve el lío entre Dimayor y las futbolistas, las árbitras del Cesar seguirán entrenando fuerte para ascender en sus carreras, aunque sin Liga Profesional, el camino se pone más cuesta arriba.