Pese a la pandemia, vallenatos acudieron a recibir la ceniza
POR NINOSKA REYES URDANETA
Ni por tiempos de pandemia, fieles a la religión católica en Valledupar, dejaron pasar por alto el significado del Miércoles de Ceniza, el inicio de la Cuaresma, para acudir a los templos a recibir el sagrado polvo, que este año fue esparcido en la cabeza de cada persona como medida preventiva ante el Covid-19.
Con la primera luz del día, los vallenatos iniciaron el tiempo de preparación y reflexión hacia la Semana Mayor, para recibir la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Las distintas iglesias de la Diócesis de Valledupar cumplieron con su programación ofreciendo varias eucaristías en el día y manteniendo las puertas de los templos abiertas para que la ciudadanía acudiera en busca de la ceniza.
El Miércoles de Ceniza inicia los cuarenta días de oraciones, penitencia y misericordia. Algunos fieles asistieron a la iglesia de su parroquia, mientras otros celebraron en familia siguiendo la eucaristía a través de las redes sociales, tal y como lo recomendó la Diócesis de Valledupar.
Desde las 6:00 de la mañana, la iglesia La Inmaculada Concepción, en el centro de Valledupar, abrió sus puertas para recibir a los fieles. Con sus manos en el pecho y mostrando signos de arrepentimiento y reconciliación con Dios pronunciaban una y otra vez “te necesito Dios, eres el pan que me sustenta…”, mientras el padre Doriam Rocha, celebraba la eucaristía.
La ceniza, como signo de humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin: “Dios formó al hombre con polvo de la tierra” (Génesis 2.7); “hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho” (Génesis 3.19).
HÁBITO PENITENCIAL
La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Por aquel entonces, las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un “hábito penitencial” para recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo.
La Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos casi 400 años D.C. y a partir del siglo XI, la Iglesia en Roma impone las cenizas al inicio de este tiempo.
La ceniza recuerda la necesidad de la misericordia de Dios. Su función está descrita en un importante documento de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, más precisamente en el artículo 125 del “Directorio sobre la piedad popular y la liturgia”: “El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios.
Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual”, dice el documento.
ARMAS QUE NOS DA EL SEÑOR
Por su parte, el padre Doriam Rocha Vergara, párroco de la iglesia La Inmaculada Concepción, manifestó que, durante la celebración de la Cuaresma, los files se comprometen a seguir las cinco armas para vencer al demonio: la escucha de la palabra de Dios, la oración, el ayuno, la penitencia y la práctica de la misericordia.
La escucha de la Palabra de Dios significa que cuando el demonio tienta a Jesús en el desierto por medio de la palabra, Jesús lo vence con ella misma; y así deben proceder los fieles.
La oración, este tiempo es de orar, no para que la gente vea que lo hacen o hacerla bonita o larga; la eficacia y el poder de la oración reside cuando se hace con fe, humildad y constante.
El Ayuno, es el hecho de dejar de comer, de abstenerse de comer para compartir con los demás, pero también para tomar el control de los sentidos.
La penitencia, elemento que va de cara a las mortificaciones que los fieles deben hacer, este tiempo es el ideal para poder cortar con todo aquello que tal vez desdice lo que es cada ser humano. “Si el cigarrillo es tu gusto, hay que abstenerse, si las redes sociales hacen daño no las utilices, es decir, dejar de hacer todo lo que nos gusta”.
Y por último, la práctica de la caridad cristiana, hay que ser solidario, pensar en los demás. Para ello la Iglesia emprendió la Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes en la Diócesis de Valledupar, cuya misión es ayudar a los más vulnerables, entre los cuales se encuentra la población de migrantes venezolanos.
“Invito a la feligresía, a que más allá de hacer signos externos, más allá de hacer grandes manifestaciones, la vida cristiana es dejarse amar por Dios y corresponder ese amor amando a nuestros hermanos, dedicar tiempo a la familia, aprender a escuchar al otro, a veces estamos tan cerca de la gente que nos necesita y a la vez tan distante de ellos”, afirmó el padre Doriam Rocha.
HOY MÁS QUE NUNCA AY QUE TENER FE
Cumpliendo con los protocolos de bioseguridad, para evitar contagios por Covid-19, muchos feligreses asistieron desde las 6:00 de la mañana a los distintos templos de la ciudad.
A la Iglesia Inmaculada Concepción acudió Álvaro López, habitante del barrio 450 Años, quien afirmó que toda su vida ha cumplido con la penitencia en tiempos de Cuaresma. “La ceniza es un símbolo sagrado de la fe cristiana, es la oportunidad que nos da el Señor de arrepentirnos y comenzar un nuevo mañana”.
Asimismo, se encontraba Rosainés Medina Mendoza, quien aseguró que la Cuaresma es un tiempo de arrepentimiento, de reflexión. “No solo ayunamos de alimentos, sino de todos los comportamientos, pensamientos negativos que tenemos, en las actitudes que nos hace infelices, nos alejan de Dios; es un tiempo donde debemos tener calma, tranquilidad y amor. La ceniza nos indica que los seres humanos somos frágiles y dependemos totalmente de Dios”, afirmó.
Luzneida Mendoza, acudió a la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, dispuesta a iniciar la etapa de arrepentimiento y de reflexión para seguir el mandato de Dios. “La ceniza es el reflejo de lo que somos y seremos, el acto religioso de recibirla es la mejor manera de arrepentirnos de todos, de ser mejores personas con uno mismo y con el prójimo”.
´QUE LA CENIZA SEA UNA CONVERSIÓN SINCERA DE VOLVER A DIOS: OBISPO
Monseñor Oscar Vélez Isaza, obispo de la Diócesis de Valledupar, explicó que la ceniza significa fundamentalmente la precariedad de la condición humana. Al momento de imponerla se le dice a la persona “Polvo eres y en polvo de convertirás”, el hombre es frágil, viene del polvo de la tierra y volverá a ella.
Es un momento para recordarle al hombre que en su soberbia no caiga en la arrogancia, en el pensar que vivirá para siempre, sino que es un ser precario. También es una invitación a elevar los ojos a Dios, que es la fuente viva de todo, dijo Monseñor.
El representante de la Iglesia católica en Valledupar reiteró el llamado a la ciudadanía a ver la ceniza como una conversión sincera de volver a Dios, de abrirse a las necesidades de los demás. Esto es un signo de una voluntad de cada persona de vivir mucho más su fe, más consciente y libremente, pero a la vez mucho más abierta a las necesidades ajenas. “La clave es arrepiéntanse y crean en el evangelio; preparémonos con fe para recibir la Semana Mayor”, finalizó.





