Atánquez marchó en rechazo a violación de joven kankuama
Como rechazo al hecho de agresión sexual hacia una joven de 18 años de la etnia kankuama el pasado 8 de diciembre, el pueblo de Atánquez alzó ayer su voz de protesta con una caminata por las diferentes calles del corregimiento.
Con arengas, carteles y un pedido unánime de justicia, los habitantes caminaron por diferentes puntos de este resguardo de la comunidad indígena. La violación de la cual fue víctima una mujer de esta etnia se sumó a otros hechos de este tipo que se vienen presentando en los últimos meses en esta región del Cesar.
Una de las organizadoras de esta marcha fue Karina Pinto, líder kankuama, quien exigió a las autoridades mano dura para los responsables de estos vejámenes.
“Ya estamos cansados de tantos tapujos, porque no es la primera niña. Van 4 niñas de acá del resguardo. Esto no se trata de ponerlos a sembrar matas, o a barrer la calle, se trata de darles un castigo ejemplar a los responsables. Estos violadores deben estar recluidos donde deben estar”, expresó Pinto.
La larga caminata recorrió diferentes calles del pueblo, llegando a muchos barrios donde han habido víctimas de agresión sexual.
“Como madre, como hija, me duele todo lo que pasa en nuestro resguardo, el temor nos está ganando. Atánquez es un pueblo donde hemos perdido muchas cosas”, puntualizó la también psicología infantil. A lo largo de 2020, asociaciones indígenas han denunciado diferentes casos de violencia sexual dentro de la etnia kankuama, en los cuales victimarios y víctimas conviven en el mismo resguardo y donde, aseguran, no actúan las autoridades.
Según el último caso denunciado ante el Caivas de Valledupar y conocido por AJÁ & QUÉ VALLEDUPAR, la víctima es una joven de 18 años de edad quien habría sido accedida carnalmente por dos personas en el corregimiento de Atánquez, la madrugada del ocho de diciembre cuando la joven regresaba de departir en una fiesta.
Según el relato de la presunta víctima, luego de compartir en la celebración, aproximadamente a las dos de la madrugada, dos hombres, con edades entre 20 y 25 años, se ofrecieron a acompañarla a su casa. No obstante, en el camino a su vivienda, aprovechando la soledad y oscuridad del lugar, los mismos acompañantes la accedieron carnalmente en un sitio conocido como ‘el arroyito’, de la población.