Diario del Cesar
Defiende la región

De ‘Dama del Timbal’ a guía turística que canta mostrando a Valledupar

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POR 
NINOSKA 
REYES URDANETA 

“Yo buscaba una solución que aliviara mis penas, hasta que un día la conocí, mi vida estaba perdida sin rumbo y sin dirección, y Cristo se mostró a mi vida, y hoy quiero cantar a Cristo porque él es el dueño de mi amor, hoy quiero cantar a Cristo, hoy y siempre…”, así renació Yeraldín Hernández, una joven cantautora natural de Valledupar, quien con su primera grabación, ‘La Solución’, renació y nunca renunció a sus sueños tras superar el cáncer, enfermedad que la obligó a reinventarse y hoy muestra a Valledupar cantando, bailando y paseando. 

Con apenas 29 años, Yeraldín es mucho lo que ha paseado por el folclor vallenato. Sus inicios los logró en el seno de la iglesia cristiana, su inquietud musical por querer tocar y cantar el vallenato la han llevado a tener una vida que ella misma divide en tres partes: un inicio musical cargado de ilusiones, la batalla contra un enfermedad, que la apagó por varios meses, y un resurgir en el que el principal objetivo es servir a Dios y mostrar su amado vallenato.

Sonriente, alegre como digna representante del folclor, Yeraldín abrió las puertas de su casa para mostrar su historia. Un estudio, ubicado en la residencia del gran maestro ‘El Turco’ Gil, es su espacio de meditación, de creación y el eje de grandes ideas que envuelven la música, la tradición y el turismo, interesantes potenciales con los que cuenta la capital del Cesar y que ella lleva entre sus metas.

El lugar es acogedor, está ubicado en el callejón de La Purrututú, lo decoran fotografías de su trayectoria, artistas vallenatos, de los grandes acontecimientos en los que fue protagonista ‘El Turco’ Gil, pero además elementos representativos de Valledupar, los mismos que la ayudaron a llegar alto, pero que a la vez fueron las fuerzas para levantarse de una penosa enfermedad que inicialmente atacó a su generación familiar.

Fue el momento de grandes reflexiones, la ‘Dama del Timbal’ parecía apagar su trayectoria, pero su vena musical no la dejó decaer y mucho menos su amor por el folclor vallenato, su meta es dar a conocer a Valledupar a través de la música, y lo está logrando.

ASÍ EMPEZÓ ‘LA DAMA DEL TIMBAL’

Como en la mayoría de los hogares vallenatos, Yeraldín fue criada por sus abuelos, un hogar humilde donde la música y el talento no era prioridad, era solo ilusión. A la edad de 9 años, la curiosidad por el canto, por los instrumentos musicales empezaron a presentarse en la vida de esta joven, que hasta el momento desconocía de donde surgía esa inclinación.

Su historia se inició en el barrio Los Fundadores de Valledupar, en una iglesia católica donde danzaba, cantaba y donde por primera vez vio una guitarra y un batería. De allí la mudanza de sus abuelas la llevó de nuevo al hogar de su madre, en el barrio El Carmen, justo en el centro de la ciudad, donde de nuevo Dios se revela y forma parte de la agrupación musical de otros templo cristiano que llevaba por nombre La Iglesia de Cristo, donde se dio a conocer y tuvo la oportunidad de compartir con grandes artistas como Marcos Bedoya, integrante del Binomio de Oro, hoy servidor de Dios.

Entre risas, con su guitarra en manos, pues narraba su historia hablando y cantando, Yeraldín recordó que cuando niña hacía guitarras de palo con las ramas de los árboles del patio de su casa, y en el baño utilizaba los cepillos dentales para ganar la destreza de tocar la batería, que posteriormente se convirtió en el timbal, pues en el vallenato esa era su participación.

 “Fue mi tío Fabián Hernández fue quien empezó a enseñarme a tocar la guitarra. En mi familia paterna todos tocaban algún instrumento, menos mi papá,  yo que fui la nieta mayor y la única que se inclinó hacia la música. Llegué a tener público de hasta 300 personas en la iglesia, componía sobre el amor a Dios y así nació la canción La Solución”, manifestó a la vez que llevaba con orgullo una camisa blanca con un árbol de cañahuate pintado en su lado izquierdo, que le daban luz a su mirada para seguir demostrando que su futuro sigue adelante.

Pero la inquietud de Yeraldín no llegó allí, ya pasados más de tres años, decidió inclinarse a los timbales, pues forma parte de la percusión de los conjuntos vallenatos a los cuales ella soñaba pertenecer. Nunca pudo aprender a dominar el acordeón, ya que ingresar a la escuela de ‘El Turco’ Gil era imposible por su posición económica y el sueño se postergó, pero la vida continuó.

Seguía su camino en el mundo cristiano, viajaba los fines de semana a tocar en los parques con canciones que alimentaran el oído a la gente, y motivaran a salir adelante; así transcurrieron varios años, mientras Yeraldín trabajaba en afinar su destreza musical.

Luego de grabar el tema, La Solución, logró llegar a la escuela de maestro ‘El Turco’ Gil, pero ya como instructora de técnica vocal, percusión mayor, caja, guacharaca y cubría a otros profesores cuando hacía falta. Su vida se seguía llenando de requisitos para triunfar, pues se siguió preparando y decidió ya dedicarse a los timbales, porque el vallenato no requiere de batería.

 “Un día a esta casa llegó la que es hoy Ana del Castillo, con quien un día salió y el vehículo se varó, momento que sirvió para escuchar las notas de un acordeón, las cuales seguimos hasta encontrarnos con el  maestro Álvaro López, acordeonero de Diomedes Díaz, quien más tarde me bautizó como la Dama del Timbal”, dijo entre risas.

Desde entonces, se empezaron a conocer, pero por su corta edad duró poco la trayectoria, sin embargo, fue el impulso para seguir, llegando a conocer a Jean Carlos Centeno, tocar con los Hermanos Carillo, de San Juan del Cesar, entre otros artistas que la ayudaron a demostrar su talento.

ENFERMEDAD QUE NO LA VENCIÓ 

Así pasaron cuatro años, aproximadamente; y en 2018  una tragedia familiar opacaba su vida, su energía y su voz. Su hermana de 20 años, también cantante y coreógrafa, murió a causa de un mieloma múltiple, es decir cáncer, enfermedad que llegó a su familia y se llevó también a uno de sus primos de 18 años.

Pero Yeraldín jamás imaginó que sería la tercera de la generación que sufriría esta penosa enfermedad, y que apartó de su carrera musical por un buen tiempo. Dolencias en el cuerpo, pérdida de la movilidad y mucha pesadez para hacer las cosas la alertaron que algo andaba mal.

 “En dos semanas la enfermedad se pronunció en mi cuerpo, apenas empezaba a superar la pérdida física de mi hermana, y entraba a otro duro golpe en mi vida, atrás quedaba mis sueños musicales, ya no podía caminar y quedé postrada en una hamaca luego de diagnosticarme osteosarcoma múltiple convencional en los huesos”, recordó con tristeza, pero a la vez asegura que ha sido un nuevo aire, un nuevo impulso en su vida.

‘DE NUEVO ACUDO A DIOS’ 

Manifestó que fueron meses de pesadilla, y de nuevo me refugié en Dios, el que todo lo puede y el que me dio las fuerzas y la sabiduría para seguir adelante, pues había otro motivo de lucha, su pequeña hija.

“Quedé acostada en una hamaca, solo movía los ojos, no comía, no tenía fuerzas para seguir, al punto de pedirle a Dios que me quitara la vida. El Señor se pronunció a través de la medicina alternativa y de mis manos nunca aparté la Santa Biblia, a través de la cual Dios me hablaba y me iba levantando sin darme cuenta”, afirmó.

La hamaca permanecía guindada en el patío parrandero ‘YH’, a un lado de lo que es hoy su hogar. Allí acostada seguía construyendo, seguía alimentando sus conocimientos y se refugió en la lectura de tres libros: Vallenatología, Fundamentos de la Música Vallenata de Consuelo Araújo; Episodios Históricos del Cesar, de Álvaro Castro Socarrás, y Valledupar: Música de una Historia, de Tomás Darío Gutiérrez.

 “Así pasé tres meses, me levantó Dios, su Palabra y la sabiduría de cada texto leído. Volví a nacer y con ello nuevas ideas de las que hoy puedo decir me llenan de grandeza, de impulso para trabajar por mi familia y mi tierra Valledupar”.

NACE ‘YH MUSIC TOUR’ 

La primera recomendación que los médicos le hicieron a Yeraldín fue dejar la música y dedicarse a los viajes y a despejar la mente, para alimentar el alma y tomar un nuevo aire con el nuevo estilo de vida que le esperaba.

“En ese momento pensé que el mundo se me acababa, como dejar la música si es mi vida, mi pasión y mi trabajo. Sin embargo, decidí pasear, conocer mi tierra y de pronto una idea vino a mi mente; impulsar el turismo, dar a conocer a Valledupar, su historia, su música, tradiciones, pero a través del canto”.

Tocó reinventarse, y más aún en estos tiempos de pandemia. “Dios me ha dado una inteligencia y una capacidad de ver más allá, una visión futurista por la que decidí ser diseñadora de productos turísticos en Valledupar, y nace ‘YH Music Tour’, una idea fundamentada en la historia de esta tierra y la cual aprendí leyendo precisamente en mis duros momentos de enfermedad. He logrado fusionar la historia, la música y el canto”.

TURISMO VIRTUAL 

A la par con los cambios que en la sociedad se vienen generando, Yeraldín decidió mostrar a Valledupar a través del turismo virtual, promueve todo un recorrido de la historia del municipio que más adelante será presencial, una vez se logre la reactivación económica post pandemia. Abarca además los departamentos de La Guajira y Magdalena.

Esta alternativa ofrece rutas como Fanes del Cacique, Dinastías, Los Compositores, Trilogía Vallenata y contratación de parrandas, lo que permite divulgar por el mundo los sitios, actores de historia, artistas, compositores y trayectoria cultural de Valledupar, cuya localidad requiere del impulso del turismo.

Ahora Yeraldín busca que Valledupar se anexe a las rutas turísticas internacionales. Su misión es resguardar las historias del folclor y darlas a conocer a través de la vida de los artistas. “El mundo estaba vacío, y Dios le dio la inteligencia al Espíritu Santo para que se moviera sobre la faz de las aguas, y así le pedimos nos llene de inteligencia para llegar a innovar y a crear con lo que tenemos; es hora de creer en uno mismo y trabajar por el desarrollo de la tierra que nos vio nacer”, culminó esta joven mujer que de seguro seguirá cantando y enalteciendo la tierra del Cacique Upar.