La jueza Amy Coney Barrett, nominada por el presidente Donald Trump para la Corte Suprema de Estados Unidos, aseguró que su fe católica no pesará en sus decisiones, pero se negó a opinar sobre la sentencia del alto tribunal que legalizó el aborto. Sometida a una batería de preguntas después de un primer día dedicado a declaraciones generales, Barrett, de 48 años, admitió tener un arma y seguir las enseñanzas de la Iglesia Católica. /AFP