Es claro que la extorsión nunca fue erradicada en el Cesar. Se redujo ciertamente ese delito pero está muy lejos de extirparlo de raíz. Cada día son más angustiosas las quejas y denuncias de los ganaderos, hacendados, comerciantes y agricultores sobre este flagelo que se reactivó de manera violenta y el cual ha cobrado la vida de varias personas.
La extorsión se perpetra en diferentes modalidades y escalas y representa hoy uno de los delitos que más afecta a los colombianos y particularmente a los cesarenses.
Aunque es un fenómeno delincuencial subregistrado, con cifras oficiales por debajo de las reales, se manifiesta con fuerza inusitada en estos momentos en que uno de los principales actores armados del conflicto está desmovilizado, y sabido es que una de sus principales fuentes de financiación lo representó esa práctica criminal so pena de que quienes no atendían las exigencias económicas eran declarados objetivos militares con las consabidas consecuencias.
Acabar con este monstruo de mil cabezas que chupa con sus ventosas los ingresos de comerciantes y ciudadanos del común exige dos condiciones: la denuncia, para que actúen las autoridades, y el no pago, para cortar las finanzas que fortalecen a los grupos armados ilegales.
Pero frente a la denuncia hay algo que preocupa a las víctimas, y es que no muy bien el afectado termina de comunicar su caso ante la autoridad, cuando elvictimario ya está enterado de la noticia criminal. Ello desde liego desestimula y desanima a los afectados quienes en la mayoría de los casos optan por elsilencio y en el peor de los escenarios accede a pagar el requerimiento del extorsionista
Estamos entonces ante una modalidad criminal invisibilizada. Y es ese silencio el que les da la iniciativa a las bandas que “parasitan” en los circuitos económicos del comercio, en el centro de las capitales y en los barrios populares de la periferia. El miedo de las víctimas a denunciar no ha sido superado porque hay una enorme desconfianza en la institucionalidad llamada a combatir este atroz delito
En el departamento del Cesar la extorsión dejó de ser de un sector muy concreto como el de los ganaderos. Hoy hay afectaciones hasta de parceleros, transportadores rurales y urbanos y los comercios de los municipios donde está la principal renta de los criminales
Y todo lo anterior es posible gracias a la ausencia del Estado de sus autoridades oficiales con capacidad contrarrestar las estructuras criminales en elterritorio urbano y de la orfandad rural. Hoy lo que hay son jaurías de bandas criminales que a borbotones crecieron y azotan a la gente
Por eso el interés clave es llamar a la ciudadanía a que denuncie y a las autoridades a que desarrollen protocolos confiables y efectivos de combate a los extorsionistas.
No debe existir más excusas en las disidencias de las Farc ni en las organizaciones criminales debidamente estructuradas para afianzar una lucha sin cuartel contra todo lo que represente la ilegalidad. Ese pilar fundamental del gobierno de Duque parece no estar cumpliéndose a cabalidad, sobre todo en el Cesar, una región supremamente golpeada por la violencia y cuya estela se niega a desaparecer
Así que la mejor manera de movilizar a la ciudadanía contra este flagelo es recordarle que el silencio solo beneficia a los criminales. El Estado, por lo pronto, está notificado de la profundidad del fenómeno.