Diario del Cesar
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LOS TRABAJADORES DE LA SALUD: Primer frente en la batalla a favor de los enfermos

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POR NINOSKA REYES URDANETA

Los han llamado héroes sin capa y fieles soldados en una batalla, que desde el mes de marzo, se ha iniciado en el país contra el Covid-19. Ellos son los trabajadores de la salud, quienes en medio de la pandemia han logrado valorar aún más la vida de quienes los buscan, pero sobre todo se han convertido en amigos y familiares de los pacientes que enfrentan esta dura experiencia con el virus, al que a toda costa se le busca quitar la ‘corona’.

Son los médicos, enfermeras, auxiliares, microbiólogos, los que se convierten en el primer frente de esta titánica batalla. Su labor hoy día es de admirar, y aunque se han vivido tiempos duros, pueden decir misión cumplida, hay disposición, mientras las barreras del miedo y la incertidumbre han sido superadas.

 “Cuando todo empezó pensamos que seríamos los primeros infectados. El miedo, las dudas y el instinto de proteger a la familia nos conllevaron a cometer algunos errores, pero el tiempo ha dado la razón, somos profesionales capacitados para estas misiones y hoy hemos aprendido a protegernos del Covid-19, pero a la vez ayudar a los demás cuando más los necesitan”, manifestó Diana Daza, auxiliar de enfermería con más de 10 años de experiencia.

Con una naturalidad, quizás muy distinta a la mostraba a inicios de la pandemia, esta profesional de la salud no dudó en afirmar que el Covid-19 también ha dejado muchas enseñanzas al ser humano. En principio solo pensamos de manera individual, pues esta pandemia tomó al mundo por sorpresa, pero hoy día la humanización en los servicios es la clave y entre todos se puede lograr despedir este virus, pero jamás la vocación de quienes de día y noche velan por la salud de la ciudadanía.

 “Nos hemos convertido en los amigos, aliados y hasta en los familiares de quienes por días permanecen confinados por el Covid-19. Nuestros rostros ocultos con el equipo de bioseguridad, son sus únicos acompañantes que quizás nunca podrán reconocer fuera del centro de salud, pero queda la satisfacción del deber cumplido”.

Daza dijo que entre sus compañeros vivió muchas experiencias. Al principio todos pensaron en renunciar, y muchos lo hicieron, por temor a contagiar a sus padres, hijos y esposo; pero con el pasar del tiempo se ha aprendido a luchar contra el coronavirus, pero sobre todo a valar lo que se hace de los distintos frentes de esta pandemia. Todo pasará y solo queda narrar las experiencias vividas.

EL PACIENTE Y LA FAMILIA

Pero la labor del médico no queda atrás, son la pieza clave para engranar las distintas vertientes de una pandemia, que sin avisar se ha hecho presente en la sociedad.

Es el caso de Mario Marmolejo, médico nefrólogo, a quien le ha tocado mantenerse en pie de lucha contra el Covid-19. “El trabajo consiste en aliarse al paciente, pero a la vez autocuidarse y pensar en la protección del núcleo familiar, ahora se trabaja bajo esa visión”.  A pesar de las adversidades, las dudas e incertidumbres, “hoy podemos decir que el Covid-19 nos ha permitido a los médicos fijar especial atención en el autocuidado, en el uso de los elementos de protección para áreas determinadas, pero sobre todo a fortalecer la humanización a la hora de atender al paciente”, afirmó.

En la actualidad, no solo se trabaja con al diagnóstico de la personas afectada, también se piensa en su núcleo familiar y en su entorno; aspectos que de ahora en adelante se reforzarán en el día a día de un profesional de la medicina. “Somos aliados de quienes necesitan ayuda en salud. El Covid-19 pasará, y como profesionales tomaremos lo positivo que ha dejado, para fortalecer las debilidades”.

ENTRE POSITIVOS Y NEGATIVOS

Entre resultados positivos y negativos, pero además trabajando contrarreloj para aportar en la lucha contra la pandemia por el Covid-19, a diario Yeneiris Villero, vive un mar de emociones como Microbióloga Clínica en el Laboratorio de Salud Pública del Cesar, donde desde inicios del mes de abril se procesan las pruebas por coronavirus.

Con tan solo 29 años de edad y egresada de la Universidad Popular del Cesar hace apenas ocho años, se convierte hoy en una pieza fundamental en la acciones contra el virus que deja hasta el momento 163 casos confirmados entre 15 municipios del Cesar.

A las 7 de la mañana inicia su labor, que al principio era sin descanso y ahora por turnos junto a dos profesionales más en el área. Porta su indumentaria de bioseguridad que aunque tapa su cuerpo y parte de su rostro, es la mejor arma para protegerse de ese villano silencioso que hoy ha paralizado al mundo, el Covid-19.

Gafas, máscaras, tapabocas, guantes y un traje blanco que la protege del virus, han sustituido su maquillaje, aretes y accesorios que a diario utilizaba para ejercer sus labores como coordinadora de Investigación de la Fundación Universitaria del Área Andina, cuya institución le concedió la responsabilidad de unirse a la lucha contra el Covid-19 de la mano con la Secretaría de Salud Departamental y otros profesionales de la Universidad Nacional de Colombia.

“Mi estilo de vida tuvo un giro de 360 grados, ahora mi segundo hogar es el Laboratorio de Salud Pública del Cesar, donde entre cabinas de bioseguridad y reactivos, se viven emociones distintas cuando hay resultados negativos o positivos. Pero hoy formamos parte de esta historia que nos ha enseñado a lidiar con el virus, pero a la vez autoprotegernos y cuidar a nuestros seres queridos”, dijo Villero.

Entrar al LSP, significa tocar un territorio de esperanzas, un área donde de manera silenciosa y con rostros casi irreconocibles por el equipo que se porta, se va detrás del virus, se analiza y detecta para guiar la ruta de atención de las autoridades sanitarias en el departamento.

Indicó Villero, que el riesgo de infección de una personas que labore en un laboratorio es de 0.6%, si se tienen en cuenta todos los protocolos establecidos para tal fin. Al hacer la extracción del material genético, el virus deja de ser peligroso. “Hemos aprendido a cuidarnos, es una labor gratificante como persona y profesional”.

Admitió que antes, al llegar a su casa, un beso y un abrazo era lo principal, ahora el camino es hacia el baño, pero previamente se desinfecta hasta las suelas de los zapatos con el fin prevenir una posible infección.

 “Es un cambio en el estilo de vida, incluso hasta no uso maquillaje, no uso aretes para evitar cualquier riesgos y el cabello lo lavo todos los días”, dijo Villero, quien agregó que así transcurren sus días que además compagina con trabajos de investigación y docencia, lo que evidencian que para ella no hay cuarentena, se ha convertido en una heroína sin capa que integran las páginas de esta historia.