Diario del Cesar
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El despegue de la económica

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Si la economía colombiana pretende crecer este año 3,5% como son las previsiones de varios organismos y del mismo Gobierno, deberá alcanzar un promedio mínimo de 3,8% en cada trimestre. Sin embargo esa tarea no es fácil sobre todo cuando el alto desempleo, los menores ingresos, con un dólar disparado y la ley de financiamiento demandada, serán los principales escollos que deberá superar el país.

Sin duda el resultado del primer trimestre de 2,8% no dejó contento a nadie ya que fue inferior a la mayoría de las previsiones de los analistas (3%), del Ministerio de Hacienda (3,3%) y del Banco de la República (3,2%).

Incluso con ese resultado si se compara con el último trimestre del 2018, la variación ajustada estacionalmente fue de 0%. Por su parte, el crecimiento económico del año pasado fue revisado a la baja desde 2,7% hasta 2,6% en el dato del año completo.

El mercado esperaba, en promedio, que el PIB de la economía colombiana creciera al 3% en el primer trimestre de 2019. La sorpresa se debe al componente de construcción y administración pública que resultaron considerablemente más débiles a lo esperado. Por el lado de la oferta, la construcción y la manufactura fueron los principales lastres para la actividad (-5,6% y 2,9% respectivamente), mientras que el componente de recursos naturales repuntó en el trimestre.

La recuperación del PIB para este año (3,1%), desde el 2,6% reportado en 2018, se vería favorecida por el estímulo monetario, la recuperación del crecimiento del salario real (dada la baja inflación) y una mayor confianza por parte de los consumidores. Sin embargo, un menor crecimiento global, en medio de una mayor tensión de la guerra comercial podría llevar a un escenario de recuperación aún más gradual. En general, una brecha del producto y riesgos externos en aumento, soportarían una política monetaria ligeramente expansiva hacia futuro.

Entonces no es poca monta la expectativa que hay en el país respecto a cuál fue el crecimiento de la economía en el primer trimestre de este año. Para nadie es un secreto que el 2018 cerró con un 2,7 por ciento de aumento en el Producto Interno Bruto (PIB), un indicador para no pocos analistas muy bajo en un país que años atrás tenía la mirada puesta en crecer al 5 por ciento, pero que, frente al promedio latinoamericano y vistas distintas turbulencias mundiales, resultó medianamente potable. Sin embargo, el comienzo de este 2019 se ha distinguido por el repunte de varios sectores productivos, lo que llevaría a pensar que el despegue económico por fin comenzó y será lento pero sostenido.

Tanto para el Banco de la República como el Gobierno, la mayoría de los gremios y centros de análisis económicos a nivel local e internacional, es evidente que hay un repunte del sector productivo, sobre todo en los rubros industrial, comercio, consumo de hogares, demanda de energía, algunos segmentos de la construcción, inversión extranjera, producción de cemento y otros nichos que son sintomáticos de un mayor dinamismo. Si bien en marzo la economía pudo haberse visto golpeada por las consecuencias del paro indígena en el Cauca y la forma en que este afectó al suroccidente del país, lo cierto es que la nota predominante en muchos sectores es que el PIB arrancó al alza este 2019. Postura que se refuerza por un buen comportamiento de las metas de recaudo tributario en estos primeros meses.

Otra de las razones del optimismo es el repunte petrolero. La cotización del barril de crudo lleva un buen número de semanas con un precio promedio de 60 dólares, lo que sin duda constituye una buena noticia para las finanzas oficiales y podría redundar en el que el apretón del gasto público no sea tan drástico como se tenía pensado a comienzos del año, luego de que el Congreso aprobara, en diciembre, una Ley de Financiamiento con un horizonte de recaudo de 8 billones de pesos, cuando el Gobierno aspiraba a más de 13 billones.

Obviamente hay lunares y, sin duda alguna, el más grave de todos ellos es el desempleo, que viene en curva ascendente desde hace varios meses y los expertos coinciden en que ese deterioro en la calidad y cantidad de las plazas de trabajo en el país ya no se debe única y exclusivamente al impacto de la migración venezolana en el mercado laboral interno. Preocupa, igualmente, un posible enfriamiento del sector agro. La balanza comercial, asimismo, continúa siendo negativa y no se sabe si es una circunstancia estacional o tiene otras causas de más largo aliento.

En este punto debe tenerse en cuenta que los incentivos tributarios a las empresas creados por la Ley de Financiamiento no son de aplicación automática y que es necesario darles un tiempo más largo para que redunden en un mayor producción y generación de puestos de trabajo.

De otro lado, la inflación se mantiene por el momento dentro de la meta del Emisor y aunque se alcanzó a pensar que el Fenómeno del Niño tendría su coletazo en los precios de los alimentos, no hubo mayor impacto. Sin duda otra buena noticia.